Ayer, el día parecía un día normal. Se hacia el obligado simulacro anual que se hace el 19 de septiembre, día del sismo de 85. El sismo que destruyo una buena parte del centro del entonces Distrito Federal. Lo hicieron en oficinas, centros educativos, lugares donde se concentran grandes cantidades de gente. En edificios habitacionales , la gran mayoría de las personas no hicieron la practica anual pues no le veían caso. En mi caso, una persona que quiero mucho y yo bajamos desde las alturas hasta la planta baja del edificio , practicando como se haría si hubiera un sismo y sonará la alarma sísmica.
Ya lo habíamos practicado, de cierta manera, con el sismo que había sucedido un par de semanas atrás. Ahora lo hacíamos como una buena practica para cualquier cosa que llegara a suceder. Y lo malo, sucedido, lo bueno es que lo habíamos practicado.
Ayer 19 de septiembre , alrededor de la una de la tarde, tembló y tembló fuerte. El momento es difícil de describir. Ver como se movía el edificio y como crujían las paredes , bajar varios pisos de un edificio desconocido fue un suceso fuerte. Pasó lo qué pasa donde hay grandes concentraciones de gente, aunque se mantuvo la calma, siempre hay alguna persona que le cuesta mantenerla. En el viaje de donde estábamos hasta abajo, nos toco ver personas desmayándose en las escaleras , algunos gritos de pánico y gente en shock. Llegamos a nivel de piso y vimos una gran cantidad de gente. Lo que habían practicado hace un par de horas se convirtió en realidad. Nosotros lo habíamos practicado en la mañana y nos salió perfecto. Salimos sin ningún daño.
Las redes sociales
Llevaba un par de minutos de haber sucedido el sismo y los celulares ya estaban llenándose de mensajes, vía Whatsapp o las redes sociales. Preguntando sobre nuestra situación y como estábamos. Me decían que este había sido trepidatorio y no oscilatorio, y me enviaban videos de lo que habían captado las cámaras. La verdad , sensorialmente, lo único que sentí fue que todo se movía y lo que mandaba en mi cabeza era poner a salvo a las personas que quiero y a mí mismo. Ya en la calle nos sentamos y nos pusimos a pensar en lo que seguía y todo lo que había que hacer despues.
La caminata
Sin poder sacar el coche en el que veníamos del edificio en el que lo estacionamos, nos pusimos de acuerdo con otras personas para que pasaran por nosotros y caminamos. Caminamos y vimos cómo había muchísima gente fuera de los edificios. Algunas ventanas quebradas, algunas fachadas caídas. En ese momento, aunque ya sabíamos algo, no sabíamos de la magnitud del temblor.
Encontrar agua en el camino era complicado, las tiendas de conveniencia estaban haciendo el recuento de los daños y muchas de ellas no tenían electricidad para poder hacer sus funciones básicas. Los restaurantes con servicio se contaban con los dedos de las manos, y los que si tenían estaban llenos hasta las manos. Encontramos un lugar donde comer mientras planeábamos el regreso a casa y ahí fue donde nos dimos cuenta la magnitud del sismo. El restaurant con las televisiones sintonizadas en las noticias, en los teléfonos finalmente tuvimos la oportunidad de ver todos los videos y mensajes que nos enviaron. Habíamos pasado un temblor similar al del 85, muchas personas afectadas, gente atrapada bajo los escombros, ahora entendía toda la preocupación.
Lo bueno
Estamos en un mundo mas conectado donde la comunicación para bien o para mal se lleva de una manera más rápida. En pocas horas se pudo saber la situación de los millones de personas que les toco estar en el temblor. Las herramientas de Google, el decir “estoy bien” en Facebook, le daban tranquilidad a los que tienen familia a la distancia.
Muestras de solidaridad de personajes conocidos alrededor del mundo se hicieron pendientes vía redes sociales. Información de desaparecidos y personas atrapadas se comunicaron por twitter. Los medios de transporte se hicieron gratuitos. Las redes celulares y los puntos de internet se abrieron para todos. Los satanizados transportes privados como Uber y Cabify dieron transporte gratuito. Gente quitando escombros a “mano pelona”. Otros haciendo colectas vía “moneypools”. Grandes instituciones poniéndose a la disposición de los demás.
Lo que debería de pasar siempre, pasó ahora con la desgracia. Todos unidos para reconstruir.
Lo malo
Siempre hay gente que se aprovecha de esto. Somos mas los buenos, pero los que son malos, la verdad no tienen vergüenza. Saqueos a residencias abandonadas, asaltos en lugares donde había embotellamientos por la situación que se pasaba. Hasta personas haciéndose pasar por personal de protección civil que buscaban asaltar a los hogares de las personas afectadas. Que pena que en esta situación haya personas que no se tienten el corazón.
Los rumores de desgracias por venir. El hoax (noticia falsa) del megaterremoto “anunciado por un científico de Harvard” que circula en las redes desde hace mas de 10 años. Los temblores no se pueden predecir, pero la gente si se puede preparar para afrontar estas situaciones.
Lo feo
Muchísimas edificios y casas afectadas que nos iremos enterando en el transcurso de las semanas. Personas que lamentablemente fallecieron. Personas atrapadas que esperemos que sean rescatadas. Otras tantas que se quedaron si hogar , al tener afectaciones mayores en los edificios donde vivían.
Resiliencia
La capacidad de reconstruirse y volver a ponerse de pie. Es una característica del pueblo mexicano cuando se encuentra en desgracia. Renacer de las cenizas y reconstruirse. No van ni 24 horas del sismo, todavía esta sucediendo el recuento de los daños. Ahora se esta limpiando, lo derrumbado y preparándose la reconstrucción. La ayuda esta llegando de todos lados. El México que no fue sacudido por el temblor esta enviando ayuda al que si fue sacudido.
Varias imágenes nos enseñan que esto no nos tumba. Ayer, en el mensaje del presidente Peña, estaba a su lado Mancera, el agua y el aceite si se pudieron mezclar , al menos en búsqueda del bien de la sociedad. Las personas levantando escombros , otras preparando comida para los demás. Los que empezaron donaciones y centros de acopio. La ayuda inmediata para salvar y reconstruir. Hoy, al menos por hoy, hay que buscarlo positivo y ofrecer las manos para ayudar a los demás.
Habrá muchísimas historias de heroísmo , mas no contadas de las que se van a contar. Ojalá esta sacudida nos ponga a reflexionar , somos mas los buenos, unidos somos mas fuertes.
#FuerzaMexico