Desmond Tutu pacifista sudafricano nos comparte lo que es la filosofía ubuntu: Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazado cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está seguro de sí mismo ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos.
Estas palabras llenas de profundo significado nos recuerdan que no solo ante las crisis, tenemos un motivo de vida en nuestros semejantes. Ante cualquier desastre afloran múltiples sentimientos y emociones que nos confrontan con nuestra responsabilidad social y con la responsabilidad que tenemos ante nosotros mismos. Uno de los puntos fundamentales para seguir adelante es: para ayudar al otro, primero tengo que estar bien yo. En este tenor la prioridad es identificar las condiciones físicas y emocionales en las que nos encontramos tras experimentar un evento traumático. Ante una experiencia desagradable, ante una vivencia que nos colocó en riesgo, nuestro cuerpo reacciona con estrés. Lo más frecuente es que después de algunos días, el estrés debe de ir disminuyendo, sin embargo, no siempre ocurre así. A la capacidad de nuestro cuerpo para adaptarse rápida y eficientemente ante el estrés o cualquier otro tipo de problema, se le denomina resiliencia. Si nuestra respuesta al estrés disminuye con los días o se mantiene estable, nos habla de que nuestro cuerpo es resiliente y puede darnos un buen pronostico de recuperación. Sin embargo, si nuestros síntomas aumentan o varían, es una señal de requerir ayuda profesional urgente.
Los expertos han caracterizado cuatro formas generales de reacción ante un evento traumático: Puede existir una disminución gradual del estrés y una adaptación satisfactoria (persona resiliente). Puede ocurrir una elevación rápida del estrés, pero la persona presenta dificultad para adaptase. También puede darse una respuesta con recuperación, caracterizada por una elevación del estrés y una disminución gradual del mismo, sin ocasionar problemas a largo plazo. Por ultimo, el estrés retardado en el que se presenta una elevación moderada del estrés, pero existe un empeoramiento gradual de los síntomas. Estas formas de respuesta deben ser examinadas y valoradas por un profesional de la salud mental. El no atenderse a la brevedad, puede dar origen a complicaciones importantes que podrían perdurar por años.
Una de las complicaciones más importantes ante la vivencia de un evento traumático, es el síndrome de estrés postraumático. Se caracteriza por una alteración en la memoria, donde se reviven, de manera involuntaria, imágenes detalladas de el evento. Las imágenes aparecen fuera del contexto, es decir sin que el sujeto evoque su recuerdo o hable al respecto, y se vive la experiencia como si estuvieran ocurriendo en ese instante. En algunas ocasiones pueden producirse terrores nocturnos o pesadillas al dormir.
No hay que olvidar que nuestro cerebro es el principal órgano encargado de percibir y adaptarse ante distintos estímulos de estrés social, físico o emocional, por lo que las reacciones arriba enumeradas no son producto de un “simple” cambio en la esfera emocional o de pensamiento. Bajo dichas circunstancias, están ocurriendo cambios en nuestro cerebro que pueden transformar su funcionamiento de manera importante y perdurar por un periodo largo de tiempo. En este sentido, no debemos tener dudas o preocupaciones por la búsqueda de ayuda. Los profesionales de la salud mental están capacitados para identificar estos estados, y en el caso de los psiquiatras, para tratar médicamente los problemas que se estén presentando. Una responsabilidad social empieza con la ayuda a mí mismo, para poder ayudar a otros. En una sociedad sana y cooperadora, la ayuda mutua y la filosofía Ubuntu, deben de imperar. Siempre es importante aspirar a un mejor estado de bienestar, empecemos por nosotros mismos.