Resulta que el día de ayer un Órgano de Jurisdicción Federal, de esos que para explicarle bien mi querido lector, son los que pueden determinar la libertad de manera definitiva e irrevocable, o bien, de igual modo, la confirmación de la responsabilidad de un procesado, que conceden o niegan amparos, es decir, en resumidas cuentas, de los que estamos en sus manos los gobernados, los mortales, los justiciables en última instancia, dada la jerarquía que tienen tanto jurídica, como moral, y hasta en ocasiones, también les compete resolver asuntos político mediáticos, como lo es el de la "pareja imperial", dejando a un lado el derecho en algunos de los casos, haciendo prevalecer la política, y que en efecto, me refiero a los ya tan famosos Abarca, donde dicho sea de paso, como jurista me comienzan a crear muchas dudas y sospechas sobre su probable responsabilidad en la aún denominada jurídicamente "desaparición forzada" de los normalistas de la Normal Rural de Ayotzinapa, y que aprovechando este humilde análisis, seguiré insistiendo que las autoridades continúan jugando con los sentimientos de los padres de familia de los referidos normalistas; por lo que también me vuelve a saltar a la mente la gran interrogante con todas sus letras:
¿Hasta cuándo se van a atrever a salir a decir la verdad?
En efecto, a siete meses de la tragedia de los normalistas de la Normal Rural "Isidro Burgos" en Iguala, Guerrero, la cual no fue más que un crimen perpetrado y maquinado por el propio Estado, así como por funcionarios y personajes de primerísimo nivel que tienen que ver con el Partido de la Revolución Democrática, así como por grupos delictivos como Guerreros Unidos ligados a este partido político, donde no se les toca ni con el pétalo de una rosa, dadas las investigaciones tan poco creíbles, donde el encubrimiento del Estado es más que evidente, y sobre todo, que a nivel internacional hizo quedar pésimo el actuar de las autoridades en todos los niveles, y con el único fin de mantener dos situaciones: el encubrimiento (que verdaderamente me preocupa, en virtud de NO saber de quién se trata a ciencia cierta para que sea tan descarada la situación en cita) y la continuación del engaño a los padres de los normalistas "desaparecidos", que hoy por hoy los mantienen bajo una cruel esperanza que jamás llegará.
Al principio de esta columna hice mención sobre la duda jurídica (no de otra índole ni especie), ya que sí es necesario hacer la aclaración pertinente, en el sentido de que en este momento, ya dudo y mucho sobre la participación y autoría absoluta intelectual de "la pareja imperial" en este crimen de Estado cometido (aunque a muchos colegas no les parezca el término, es ese mismo de manera lisa y llana).
¿Por qué me refiero a mi duda sobre la participación de los Abarca en la perpetración de este crimen de Estado?
Es muy sencillo, y sólo basta con utilizar la lógica sin ser abogado ni mucho menos mi querido lector, es más que obvio e incluso se encuentra visto por todos (erga omnes decimos en el argot jurídico) que en la perpetración de este crimen participaron los propios policías, incluso bajo el mando del propio ex Gobernador Ángel Aguirre, quien forzosamente se le debió pasar al momento reporte de la detención de los normalistas, dada la trascendencia del asunto; México es un País de chivos expiatorios, de charales, como bien me lo dijo la Doctora Denise Dresser; donde se sacrifican a mandos medios, no a las cabezas, y sobre todo en este caso a estudio, todos fuimos testigos de que la detención de la "pareja imperial" en Iztapalapa, no se trató más que de un montaje más, de esos que le gusta hacer al gobierno en combinación con la televisora de San Ángel, basta ver hora de detención, así como que los señores Abarca a esas horas de la noche se encontraban plenamente vestidos, tal y como si ya se encontraran esperando a alguien.
Que quede absolutamente claro, su servidor, que estoy en contra de la corrupción, impunidad y mentira no defiendo a la pareja Abarca, que en algo o en mucho, debieron haber participado en este crimen tan atroz, desde luego, máxime la revocación mediática de la formal prisión a favor de la señora Abarca, hay que insistir que estos personajes NO FUERON SOLOS; ya que insisto, como jurista que soy, aún hay peces más grandes que ellos que también tienen o el mismo o mayor grado de responsabilidad en la masacre de los normalistas.
Vivimos en un país donde reitero el utilizar chivos expiatorios está de moda, e incluso ya es una práctica generalizada, tal y como se tratase de la misma tortura.
Señores míos me atrevo a afirmar y concluir que la decisión del órgano jurisdiccional que amparó "para efectos" a la señora Abarca, más que ser una situación de índole mediático político, se trata de una mera estrategia gubernamental que reitera lo aquí manifestado, o ¿me equivoco en mis apreciaciones, mi querido lector?