<br>…como veía que resistía, fueron a llamar otro elefante.<br>
Canción popular
Esta canción siempre me llamó la atención de pequeño. Al parecer mi abuela era economista pues me cantó desde pequeño la canción de la tela de araña que resistía aun y cuando se le subía un elefante y otro y otro más.
Este mismo fenómeno pasa cuando le aplican impuestos a productos que pueden ser considerados vicios buscando “controlarlos”. Los impuestos a los cigarros, a las bebidas alcohólicas y a todo lo que tenga que ver con el vicio es alto. El “enviciado” está dispuesto a pagar un precio más alto por seguir consumiendo. Según qué tan elástica sea la voluntad o el bolsillo del que lo paga seguirá pagando precios más altos, aun y cuando no le agrade.
Esto mismo pasa con los impuestos en los casinos. Sabemos que la ludopatía es un vicio y está catalogado como algo que destruye hogares. Según las personas que conozco que les gustan los casinos y apostar, me cuentan que es algo que les trae una satisfacción y les da adrenalina. Sentados enfrente de una pantalla metiéndole créditos, muchos esperan ganar extra de dinero presionando un botón. Los más sofisticados se enfrentan a un croupier donde todos sabemos que la casa, siempre siempre siempre gana. Ahora si cada quien sus vicios.
Nuevo León es un estado que le gusta la apuesta. Desde que yo recuerdo, se hacían los viajes de señoras a Las Vegas para ir a las “maquinitas” con la intención de regresar con grandes fortunas de manera súbita. Conozco casos que sí les va “bien”, claro, no sabemos cuánto dinero quemaron antes de que les fuera bien. Con ese gusto neoleonés por los casinos no es tan complicado “estirar la liga” de los impuestos y cobrar un poco más.
Ya sabemos que a los regios les gusta apostar y que el costo de las apuestas es lo suficientemente elástico para aguantar el pago de dos impuestos. El problema no es tanto con el cobro , sino cómo se está cobrando.
Los estados tienen la facultad de cobrar ciertos impuestos sin tener que devolverlos a la federación esperando que se les reasignen de otras maneras. Es una queja de los neoleoneses desde hace muchos años lo mucho que aportan a la federación y lo poco que reciben de vuelta. Hace tres años encontraron la manera de tener un impuesto estatal hacia los casinos que aporta un buen dinerito a las arcas públicas, justo después de que desapareció el pago de tenencia.
Nuevo León cobra un impuesto después de los impuestos federales que les cobran a los casinos. El estado cobra un impuesto de 10 por ciento a los clientes de los casinos después de que los casinos ya pagan un impuesto federal del 6 por ciento.
El cliente se quejó un poco del aumento de los precios en los casinos, pero no fue suficiente para que se alejaran de los centros de juego. En Nuevo León, los que tienen el gusto por las “maquinitas” están dispuestos a pagar un 10 por ciento más sin chistar.
A los que no les gustó esto fue a los de la SCJN. La ministra de la Suprema Corte de Justicia, Yasmín Esquivel, plantea declarar la inconstitucionalidad sobre la facultad de los estados a cobrar impuestos a los casinos. Lo que busca la ministra es declarar que la facultad de cobrar impuestos a los casinos es exclusiva de la federación y no tendría por qué haber un impuesto estatal.
Según declaraciones de las autoridades estatales del Estado de Nuevo León, este impuesto se aplica en inversiones que tienen que ver con la seguridad. Si este impuesto extra llegara a desaparecer, la inversión que se hace en seguridad desaparecería y pondría en aprietos a la administración estatal y a la misma población.
Según lo reportado por Mayra Hernández, secretaria técnica de la Mesa Metrópoli Monterrey, los recursos que se obtienen por el fondo obtenido del pago de los impuestos son mayores que lo que recibe Nuevo León por el Programa de Fortalecimiento para la Seguridad (Fortaseg). Según Hernández el año pasado, el fondo repartió 886 millones de pesos, mientras que el Fortaseg solo tuvo 213 millones.
¿Cómo sopesar el problema de la inseguridad contra lo que dice la SCJN? ¿Hacer que se respete un artículo establecido en 1947 sobre el control de los impuestos o quitarle el dinero al estado que invierte en seguridad?
Complicada decisión. Lo que sí haría es meterle mucha investigación a cómo se está invirtiendo ese fondo. Realmente se invierte como se dice, cómo se aplican los fondos y cuál es el beneficio para la población.
Esperemos que la decisión que se tome no sea solo un capricho de poder y que busque realmente un beneficio para la población que lo está pagando.