El día de hoy vi en SDP Noticias la ‘vídeocolumna’ de Poncho Gutiérrez sobre la supuesta desaparición del rinoceronte blanco en el mundo. Desde el título es sugerente, pues parte de la interrogante sobre si murió el último ejemplar de esta especie en el planeta, apelando de esta forma a insinuar su extinción o inminente evaporación de este majestuoso animal de la faz de la tierra.
Poncho asegura que el ser humano ha sido el causante de la extinción de múltiples y diversas especies en el planeta. Sin embargo, omite mencionar que la raíz de esta problemática es el crecimiento demográfico, la deforestación, la explotación desmedida de los recursos naturales y la inclemente ampliación de las urbes a lo largo y ancho del orbe.
Primero comienza a dibujar un panorama apocalíptico para algunas especies de animales. Al mismo tiempo, de fondo, empiezan a desfilar fotografías equívocas y provocadoras. Por un lado, se expone la fotografía de un cazador deportivo que posa junto a un búfalo cafre en el continente africano; esta especie no se encuentra ni en peligro de extinción, ni vulnerable. De hecho, su aprovechamiento cinegético genera derrama económica en zonas rurales de África y permite entregar proteína a las comunidades más marginales, fungiendo de manera paralela como herramienta de conservación de este tipo de búfalos en sus hábitats naturales y como instrumento de preservación de los ecosistemas en donde se aprovechan cinegéticamente.
Por otro lado, apela a la alarma con la imagen de un jaguar, mientras se pregunta si las personas deberíamos resignarnos y esperar a la desaparición de ciertas especies sin hacer más nada. Esto es amarillismo burdo. Melodramático y alarmista, este vídeo está plagado de desinformación. D acuerdo a la International Union for Conservation of Nature, el estatus de conservación del jaguar cuadra dentro de la categoría de NT (Near threatened), que se traduce como casi amenazado. Esto quiere decir que el riesgo de una posible extinción es bajo. Es decir, no satisface criterios riesgosos, que entran en la categoría de mayor vulnerabilidad, que abarcan los parámetros de Amenazado y Extinto, subdivididos, entre otras, como en peligro o en peligro crítico.
En ese mismo estatus de conservación se encuentra nada más y nada menos que ¡el rinoceronte blanco! Es decir, que de acuerdo a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza este increíble animal no se ha extinguido, ni se encuentra en peligro de extinción ni amenazado. Y aunque Poncho Gutiérrez asegura que ya no existen ejemplares machos en el planeta, ya sea con el afán de alarmar o de promover la ignorancia; la realidad es que en el planeta existen más de veinte mil rinocerontes blancos.
Además de divulgar una mentira, Poncho incurre en errores garrafales, como mencionar la caza furtiva y mostrar la fotografía de un cazador deportivo, que pagó alrededor de dos millones de pesos para abatir a esa pieza de rinoceronte blanco, aportando de esta forma económicamente para que en los países donde se pueden cazar legalmente y dentro del marco jurídico local sigan preservándolos, utilizando los recursos dejados por los cazadores para proteger a los mismos rinocerontes de los cazadores furtivos y para preservar los ecosistemas en donde vive esta especie magnífica. Es decir, la conservación de los rinocerontes blancos se logra gracias a su aprovechamiento cinegético.
Nada más en Sudáfrica, donde habitan alrededor de diecisiete mil rinocerontes blancos, la caza legal, regulada, ética, deja una derrama de alrededor de setecientos cincuenta millones de dólares y genera anualmente setenta mil empleos. Gracias a esto, la regulación de la caza del rinoceronte permitió que del siglo XIX que se cazaban de manera desmedida, la población de esta especie haya aumentado de cien a cerca de veinte mil, nada más en el país previamente mencioando.
Ahora bien, huelga mencionar que a la subespecie que debió haberse referido el señor Gutiérrez es al rinoceronte blanco del norte, que hasta la muerte de Sudán quedaban tres en cautiverio, dejando ahora a las dos hembras que viven confinadas en la reserva natural.
Así las cosas, invito a que Poncho Gutíerrez desmienta su ‘vídeocolumna’ y no promueva una mentira que puede generar alarma y caos entre los muy sensibles animaliistas.