He seguido con atención prácticamente todas las conferencias de prensa mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Muchas veces ha denunciado la corrupción del pasado, pero creo que nunca se había expresado Andrés Manuel en los términos tan brutales que utilizó este lunes 17 de junio.

Dijo el presidente de México: “El gobierno estaba infestado de corrupción por completo… El gobierno estaba tomado, estaba secuestrado… Porque también, eso ya debe de quedar muy claro, los negocios más lucrativos, las transas más grandes se hacían con el visto bueno del presidente”.

Qué palabras tan duras las de Andrés Manuel: “El gobierno estaba infestado de corrupción por completo… El gobierno estaba tomado, estaba secuestrado…”.

Y las transas más grandes, dijo el actual mandatario, “se hacían con el visto bueno del presidente de la República”.

Son palabras que suenan a rompimiento con Enrique Peña Nieto. Sobre todo porque coinciden con el hecho de que un juez retirara la suspensión definitiva que impedía que Emilio Lozoya fuera arrestado.

Pronto el señor Lozoya, ex director de Pemex, irá a prisión. Pero en su derrota se llevará a sus cómplices, tal como han amenazado él mismo y su abogado Javier Coello Trejo.

¿Quiénes son los cómplices de Lozoya? Funcionarios de Pemex y… los integrantes del consejo de la petrolera, como Luis Videgaray, Pedro Joaquín Coldwell e Ildefonso Guajardo.

Ahora bien, ha dicho el abogado de Lozoya que al ex director de Pemex jamás lo van a encontrar.

Eso dijo el abogado Coello Trejo: a Lozoya no lo van a arrestar porque no lo van a encontrar.

¿En serio licenciado Coello Trejo, está tan bien escondido Emilio Lozoya que será imposible encontrarlo?

Nadie, ni Osama Bin Laden, puede esconderse tan perfectamente que resulte imposible ubicarlo, menos aún en estos tiempos dominados por la tecnología.

“Puedes correr pero no puedes esconderte”, dijo un gran campeón de box.

Lozoya tiene familia, también acusada por cierto, y por ahí se descuidará y será encontrado. No tiene salida.

Si Lozoya está vivo, caerá. Y si cae, presentará pruebas de que no actuó solo, esto es, que en sus fechorías lo acompañaban cómplices no solo de abajo de él en Pemex, sino de allá arriba, de lo más alto en la estructura del poder, los meros meros del anterior sexenio.

Deben estar nerviosos los principales funcionarios de la pasada administración, empezando por el ex presidente Peña Nieto: ellos son los que, cito de nuevo a López Obrador, infestaron por completo de corrupción al gobierno.

Viene lo más interesante del primer año del nuevo régimen, el de la Cuarta Transformación del presidente López Obrador: ajustar cuentas con el pasado absolutamente corrupto, según sus propias palabras.

Tendrá que proceder el presidente con todas las precauciones, ya que los priistas son tipos de cuidado, que cuentan con dinero, poder y aliados en los altos niveles del sector empresarial.

Que todo sea para el bien de México.