Elba Esther
Dentro de todo lo caótico y corrupto que resultó ser el gobierno de Peña Nieto, hubo una acción que valió la pena (siendo muy optimistas y rascando a fondo, tal vez se puedan encontrar algunas otras), el encarcelamiento de Elba Esther Gordillo.
A partir del sexenio de Carlos Salinas, “La maestra” se empezó a beneficiar con prebendas y posiciones de influencia dentro del gobierno, sin embargo, fue durante las administraciones panistas cuando Gordillo alcanzó la cima del poder. Su cercanía con Marta Sahagún, esposa de Vicente Fox así como el apoyo brindado a Felipe Calderón para llegar a la presidencia, le redituaron en atribuciones equivalentes a una secretaria de educación y en miles de millones de pesos en apoyo al sindicato que Elba Esther dirigió, dinero que por cierto, sigue sin conocerse de manera exacta a dónde fue a parar.
Desde hace casi 2 semanas, “La maestra” está libre debido a que, como se hizo costumbre durante los últimos 6 años, la PGR no logró acreditar sus acusaciones. Ya en libertad, la ex líder del SNTE se muestra envalentonada ante los medios. Con la confianza que le da el saber que el régimen que la envío a la cárcel está por despedirse y que la administración entrante no la ve con malos ojos, se hace presente para intentar recobrar el inmenso poder que en algún momento ostentó.
La responsabilidad de no entregar, de nueva cuenta, las decisiones en materia de educación a Gordillo recae en López Obrador. Por el bien del país esperemos que el presidente electo la mantenga a raya.
La inseguridad
En Ciudad Juárez, Chihuahua, se han desatado las balaceras y asesinatos. Esa ciudad fronteriza es precisamente la zona del país en donde podemos marcar el inicio de la violencia extrema que hoy padecemos. La ola de feminicidios que azotó esa región del país a finales del siglo pasado y principios del actual, fueron los focos de alerta que nadie atendió y que nos prevenían del horror que nos esperaba.
Mientras tanto, en el estado de Jalisco se percibe un ambiente violento y enrarecido por el “sorprendente” embate que, a últimas fechas, lanzó el gobierno en contra del líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). No deja de llamar la atención que es al final de su mandato, cuando Peña Nieto decide perseguir al grupo delictivo que viniera a ocupar el lugar del Cartel de Sinaloa en cuanto a poderío se refiere. Pareciera que al presidente saliente le urge colgarse una medalla para intentar dar un poco de decoró a su pésima administración.
La violencia no para y, de acuerdo a los indicadores, este año cerrará con el mayor número de homicidios registrados desde que las mediciones delictivas se realizan en México. Y lo más grave, es que no habrá solución a este problema mientras se siga inventando y experimentando con estrategias hechas a contentillo presidencial.
La seguridad de AMLO
Simplemente irresponsable resulta la idea de López Obrador de contar con un pequeño grupo de seguridad conformado por civiles totalmente inexpertos en el tema. En su afán de parecer un presidente austero, AMLO peca de imprudente al no aceptar que, él, hoy es un asunto de seguridad nacional. Ya bastantes problemas hay en el país como para que el próximo presidente se sienta intocable e inmortal.