La realidad se impone

La semana previa le comentaba que el próximo gobierno federal no contará con gran flexibilidad financiera para poder implementar todos los proyectos que se ofrecieron en campaña, dado que el endeudamiento del país ya es bastante alto y no queda mucho margen para solicitar recursos adicionales en préstamo, y porque la posibilidad de crear nuevos impuestos o aumentar los actuales, que sería la otra opción para allegarse de nuevos recursos, no parece estar en la ruta inicial del presidente electo.

Y le agregaba que los ahorros que puedan lograr, de acuerdo a los planes  que nos han comunicado, serán muy valiosos, pero no suficientes para poder hacer todo lo deseado y necesario, por lo que tendrán que establecer prioridades. Es decir, tendrán que dejar de hacer muchas cosas.

Al respecto, en estos días, el Dr. Gerardo Esquivel, futuro Subsecretario de Egresos de la SHCP, dio a conocer que si al comenzar el gobierno, no logran reunir los ingresos suficientes luego de implementar las medidas de austeridad y eficiencia que planean, van a recortar el alcance de algunos de los programas sociales que se han anunciado.

Vaya, significa que cada día se vuelven más conscientes de que gobernar es un tema de realidades, de decisiones posibles, y no solo de deseos y de buenas intenciones. Es un proceso muy natural en cada nueva administración, pues siempre, conforme se van adentrando en los números, en los datos puros y duros del país, la realidad termina por imponerse a las promesas de campaña.

Y mire que esto no es negativo, sino todo lo contrario, pues a todos nos conviene que el gobierno haga el mayor esfuerzo por lograr ahorros y eficiencias en beneficio de los programas sociales, pero también que si no se logran los ahorros esperados, se actúe con sensatez y se haga lo mejor posible.

La posibilidad de pasar por encima de las finanzas públicas y reventar el  manejo del erario y de la economía, no debe de ser una opción para ningún gobierno; y qué bueno que el nuestro próximo no lo esté considerando como una opción, a juzgar por los dichos del doctor Esquivel.

Los héroes anónimos en The New York Times

Muy interesante el ejercicio del periódico estadounidense al publicar una columna anónima, escrita por un alto funcionario del gobierno de Donald Trump, en donde señala lo mucho que los funcionarios batallan con la falta de inteligencia y capacidad del presidente, para poder sortear sus enormes deficiencias y mantener al país a flote.

El autor señala que muchos funcionarios están comprometidos con el gobierno y trabajan en equipo y todos  los días, para hacer que las cosas funcionen y que las negociaciones de todo tipo no se caigan; vaya, nos muestra como a Estados Unidos lo gobiernan sus funcionarios inteligentes y comprometidos, y no necesariamente su incapacitado presidente.  

Comenta que Donald Trump es totalmente amoral y que carece de todo  principio para tomar las decisiones; que es totalmente impredecible, impulsivo, mezquino e ineficaz; que el equipo de trabajo lucha para que haya operación por encima de los caprichos; y que le gustaría que los estadounidenses, y el mundo entero por supuesto, supiéramos que sí hay adultos capacitados al frente del gobierno más importante y poderosos del mundo.

De ese tamaño es el reflejo de la caricatura de presidente que eligieron los estadounidenses: ni siquiera se le puede considerar un adulto.

En contraste, de ese tamaño es el servicio público estadounidense,  integrado por mujeres y hombres competentes y comprometidos para sacar adelante a su país, con, sin, y a pesar de, la broma de político que les tocó para esta cuatrienio. Héroes anónimos a juzgar por lo que hemos visto desde que Trump era candidato.

De gran valor y de gran valía la publicación, sin duda alguna; y también muy esperanzadora, pues ahora  sabemos, con mayores elementos, que este presidente nocivo y fuera de época, no necesariamente se encuentra a cargo.

 

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted. 

                                                      

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