En la vida existen situaciones difíciles de afrontar, pérdidas de algún ser querido, de trabajo, de salud, de alguna pareja o de cosas materiales. Todas traen consigo diferentes dosis de dolor y de sufrimiento. ¿Qué decir a alguien que está pasando por algún duelo? A veces no nos salen las palabras y otras con nuestra simple compañía basta. De cualquier manera es complicado, tiene que ver con muchos aspectos y es un proceso que pasa por diferentes etapas, la negación, el enojo, la negociación, la depresión y la asimilación. Puede pasarse por todas ellas, no necesariamente en este orden, más bien parece ser un caminar entre una y otra hasta que cada quien logra el consuelo que necesita. Todos tenemos derecho a sentir y a estar tristes por alguna circunstancia y cada uno tenemos un tiempo diferente de recuperación.
Es difícil buscar un nuevo sentido a las cosas, quizá cueste demasiado trabajo encontrar ese hilo que nos lleve otra vez a donde estábamos, pero debe de haberlo, quizá no en lo externo, sino en algún lugar de nuestra alma y de nuestro corazón. Tal vez pensar que otras personas nos necesitan y que ellas no pueden esperar por nosotros, quizá pensar que hay cosas que sí dependen de nosotros, pero hay otras que no, que son inevitables, que no depende de nosotros o que depende del destino o de la vida. Puede ser que pensemos que hubiera sido diferente si hubiéramos hecho algo porque no sucedieran las cosas. Este tipo de pensamientos no ayudan, es dejar la puerta abierta al dolor, como si nosotros pudiéramos decidir cosas que le corresponden a la vida. Si el ser humano pudiera controlar todo, tal vez sería diferente, pero gran parte de las cosas están en la caja de los misterios a la que todavía el hombre no tiene acceso. Probablemente algunas pérdidas sí podamos arreglarlas, otras que puedan sanar pronto, que el paso del tiempo nos dé fuerza para afrontar las cosas, que nos permita pensar diferente, pero también habrá otras en las que no nos quede nada más que encontrar La Paz dentro de nosotros. Probablemente las personas o las cosas estén bien y los que estamos mal somos nosotros. Por eso creo que tal vez la serenidad se encuentre primero dentro de nosotros y después buscando el apoyo en los demás. Creo que para tratar de sanar un poco estas pérdidas, primero hay que darnos mucho amor a nosotros mismos, para estar en armonía y alineados con nuestro ser interior, el único que nos puede acoger tal cual necesitamos.
Quizá las personas que han o están pasando por alguna pérdida, puedan encontrar la respuesta en la luz, que está en el único lugar donde emana, que es dentro de nosotros mismos.
¡Buen fin de semana!