Yo no tendría tanto problema con la desaparición del FONCA y su sustitución por un organismo o sistema que funcionara mejor; o mucho mejor. Más allá de la presente y esperemos transitoria incertidumbre sobre el mecanismo sucedáneo, los problemas que tengo en este momento en relación a la desaparición del fondo cultural son dos. El primero, que acaso este no haya sido el mejor momento para llevar a cabo dicha acción, pues el país está en medio de una crisis pandémica y bien pudo haber esperado; de todas maneras, salvo ciertas especificidades, el FONCA había funcionado bien en lo general. ¿Cuánto será el ahorro con la desaparición de ese fondo si sólo se refiere a la burocracia y, me parecería correcto, a las becas que son excesivas en su cantidad y en años de beneficio?
El segundo, y acaso el más sustancial, es el insulto que la burocracia ejerza sobre la comunidad artística. Se trate de Jesusa Ramírez, María Huerta o Irma Sandoval. Ya me he ocupado anteriormente de los desaguisados de la senadora suplente subvencionada por el Estado Mexicano La diputada Huerta es una vergüenza que considera a los artistas como millonarios (desconocemos su estética, su concepción del arte y de lo artístico, pero quien afirme tal cosa en México es un ignorante). Aquí hablaré de los arrebatos, los exabruptos, la excitación, el impulso, el malestar de la secretaria de la Función Pública, Irma Sandoval, contra los artistas.
Ante el reclamo indignado de esta comunidad por la incertidumbre de lo que sucederá con los mecanismos de apoyo que habían funcionado más o menos bien, algo en ella se agitó y la movió a publicar en su cuenta de twitter palabras que a muchos parecen insultantes:
“Serénense artistas.
1)Es un hecho histórico que Salinas creó FONCA en marzo de 1989, para mitigar las críticas al fraude electoral.
2)Pero ‘origen no es destino’ y por supuesto que reconozco la gran valía de la comunidad artística.
3)Hoy @cultura_mx tiene rango SECRETARIAL y debe funcionar a plenitud a favor del interés público, en lugar de depender de contratos privados (fideicomisos) para operar.
4)El cambio no implica reducción o suspensión de los apoyos actuales a artistas.
Flaco favor hacen a la cultura quienes añoran las formas del pasado.” (Sic).
Más allá de las imprecisiones, el desconocimiento histórico de los procesos y la interpretación personal de Sandoval, lo que molestó sin duda fue sobre todo el tono, el tonito, el modo, el modito prepotente desde su peldaño de poder para dirigirse a los artistas.
Victor Roura ha hecho una buena relatoría del proceso de materialización y consolidación de cuando menos un estilo en México, el de las llamadas mafias culturales y/o artísticas que tienen expresión en los medios impresos tradicionales desde los años cincuenta del siglo XX y que encontrará una ruta que lleve a la construcción del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes salinista, y que sin duda desembocará en la Secretaría de Cultura peñista hoy morenista. Mafias que comprenden medios como Novedades, El Nacional y Siempre! e intelectuales encabezados por Fernando Benítez o Carlos Monsiváis que se van ramificando a Octavio Paz y Carlos Fuentes, y a la dicotomía entre Nexos y Vuelta, sustituida esta por Letras Libres. Si la señora Sandoval -como buena burócrata que hasta ahora ha sido-, desea salir de su reduccionismo político e ideológico antisalinista en que quiere delimitar el asunto del arte y la cultura en México, haría bien en leer “2019, setenta años de la mafia cultural” publicado por Roura en Bitácora de Vuelos (sin fecha de entrada).
Roura atribuye la creación del Conaculta a la influencia de Paz sobre Salinas, no obstante algunos otros críticos lo ven como la concreción de una histórica demanda de artistas al Estado. Por ejemplo, César Moheno, que ha sido burócrata cultural, resumió bien en su cuenta de twitter lo que ya se sabe pero que Sandoval ignora: “Sólo para recordar. La idea de un Fondo de las Artes fue concebida y hecha pública en la revista Plural en octubre de 1975. Fue firmada por Juan José Arreola, Fernando Benítez, Julieta Campos, Emilio Carballido, Alí Chumacero, José de la Colina, Salvador Elizondo, Gastón García Cantú, Juan García Ponce, Jaime García Terrés, Jorge Ibargüengoitia, Vicente Leñero, María Luisa Mendoza, Carlos Monsiváis, Marco Antonio Montes de Oca, José Emilio Pacheco, Octavio Paz, Elena Poniatowska, Carlos Pellicer, José Revueltas, Juan Rulfo, Gustavo Sainz, Ignacio Solares, Tomás Segovia, Rodolfo Usigli, Luis Villoro y Gabriel Zaid” (19-04-20); la pluralidad salta a la vista.
Cuestionable o no, el asunto no hay que reducirlo al ámbito de los escritores. Tampoco a los grupos de élite. Tiene que ampliarse a todas las especialidades contemporáneas del arte e inscribirlo en ese gran cuestionamiento en torno al arte y la cultura: ¿debe o no y/o qué tanto intervenir el Estado en el patrocinio de componente tan esencial para las sociedades? Es un tema que he tratado en anteriores ocasiones y es algo que tienen que abordar no sólo las autoridades culturales del país, también la burocracia en general de un gobierno que se propone un cambio estructural; Sandoval también.
Pero tiene que serenarse, dejar la euforia, el arrebato, el exabrupto, la imprudencia, las ansias no sabemos si producto de alguna incomodidad física o psíquica. ¿Para qué maltratar a nadie desde una posición de poder? Ante la crítica a Sandoval muchos simpatizantes acríticos de la 4T salieron en su defensa. Y es que sin duda, ha habido privilegiados también en el sector cultural que merecerían acaso la crítica, pero no el desdén y el atropello. Y he elegido “arrechucho” en vez de otro calificativo para definir el temperamento de Sandoval porque me recuerda la enseñanza de Antonio Alatorre. El gran filólogo estableció una violencia manifiesta a través del uso de la doble R (RR) por la lengua de los ibéricos o carpavetónicos, y que se trasladaría al castellano; perro, cacharro, esbirro, pajarraco, catarro, burro,… La violencia expresada por la sentencia de Sandoval es, pues, un arrechucho, “un ímpetu de cólera”. Y bueno, su última frase, “Flaco favor hacen a la cultura quienes añoran las formas del pasado,” es digna de los mejores tiempos priistas y de cualquiera de sus políticos que es de suponer la secretaria de la Función Pública de la 4T desprecia.
Estoy de acuerdo en que tienen que ajustarse los mecanismos, montos y la temporalidad de las becas y becarios. Transparentarse todo; pero “así no, Irma Eréndira”. Porque lo que viene de inmediato es la auto descalificación. Porque los profesionales o aspirantes del arte se preguntan, ¿y cuál es el concepto de “artista” y cuál el de arte de la señora Sandoval o de la diputada Huerta que concibe a los artistas como millonarios?, ¿Thalía, Shakira, Eugenio Derbez, Sergio Mayer, Laura Bozo,…?
Una artista inteligente tuiteó por allí, “de seguro la señora está enojada porque Mijares le negó su autógrafo algún día”. La ironía vale porque se ajusta al perfil que también ha hecho para sí la diputada Huerta. Pero verdad de Perogrullo, el arte, el sentido de lo artístico, la cultura, van más allá de los gustos manifestados por estas señoras y muchos simpatizantes de la 4T. Se puede hacer todo el ajuste que se quiera, si es para bien, pero que la 4T no olvide que la mayoría de los que ejercen el arte independiente en México votaron por el cambio. No quiero llegar al punto de creer ni quiero llegar a ver que se generalice lo que me dijo en un bar europeo uno de los privilegiados del FONCA (esto sí, incorrecto): “Yo voté por AMLO y me arrepiento”.
P.d. Al concluir este texto leo que Irma Eréndira Sandoval ha dado positivo de Covid-19; que se recupere pronto y que la cuarentena obligada le dé la serenidad necesaria para reflexionar sobre el ejercicio de su profesión al servicio de todos los mexicanos.