Insultos y odio en las redes sociales

"Están en guerra el hombre y la mujer;

el tonto, el listo, el gordo y el flaco,

puestos a desangrarnos...

¿por qué no hacemos las paces?

 Sabina

Es difícil no leer en las redes sociales lluvias de elogios, a la vez que avalanchas de críticas... constructivas, negativas, pero más que nada, insultos, producto más del odio que de un sólido respaldo argumentativo, racional.

De lo más lamentable, me parece, es, por ejemplo, el típico enfrentamiento que se da en la sección de comentarios de los periódicos, entre los mismos usuarios. Una auténtica guerra campal.

Desde un tema político hasta la forma como se ríe un marciano, los usuarios se pueden pasar todo el día insultándose. El poco tacto, la víscera que caracteriza a esos comentarios, proyectan una especie de involución humana.

Una opinión distinta se hace acreedora de frases y ataques que rayan en lugares comunes como: "No tienes cerebro" "Eres un pendejo"...,hasta un "Ojalá te mueras", por citar sólo ejemplos de esa barbarie verbal. Bastan dos palabras para que, en cuestión de segundos, el anónimo le escupa al otro anónimo prácticamente de lo que se va a morir. Así de fácil. Así de simple. Así de banal.

Por ahí dice la sabiduría popular que quien está lleno de odio, derrocha odio. No importa si se dirige a las paredes o a Juanito Pérez, lo importante es joder para estar menos jodido, y las redes sociales son excelentes para ello.

Y como la información fluye más rápido en la web que allá afuera, en las calles, muchos han sacado ventaja y aprovechan para insultar con gratuidad al desconocido, librándose así de lo que sería un ataque frontal.

Sobre todo para los seres humanos llenos de odio y amargura, el anonimato es una ventaja de oro para echar fuego. Twitter, sin duda, es la red social que encabeza este tipo de intercambio de lindezas.

Vivimos una época de mezclas turbulentas en la macro-información de las redes sociales, donde nada ni nadie está a salvo de la calumnia y de la acusación irresponsable.

TV notas se hizo chiquito desde que en las plataformas digitales cualquiera de nosotros puede decir lo que se le venga en gana.

Y claro, no todo es furia, también existe cierto tipo de humor picoso, que bien puede hacernos el día más liviano al descargar lo que todos queremos decirles a los más bestiales de la política.

Jung, psicoanalista y discípulo de Sigmud Freud, planteó que los seres humanos salimos a la calle con una "máscara" que sirve como una protección personal ante la sociedad, en respuesta a un instinto de conservación. No hay quien, en el nivel simbólico, salga sin su máscara. Cito: ?La persona es la máscara usada por el individuo en respuesta a las convenciones y tradiciones sociales: G. Jung.

Pues bien, esta máscara no es necesaria desde el anonimato. La pregunta es qué sería del mundo si nos comportáramos, allá afuera, exactamente igual a como lo hacemos en las redes sociales, en esta faceta del intercambio de puntos de vista.