Con el rubro: "Habilidades socioemocionales y proyecto de vida", el Modelo Educativo 2017 (SEP), que entrará en vigor a partir de 2018, define los perfiles de egreso que se relacionan con el desarrollo personal y social (componente de los aprendizajes clave), y en particular, con el ámbito socioemocional y psicoafectivo de los estudiantes desde la Educación Preescolar hasta Media Superior.
Las autoridades educativas y sus equipos técnicos señalan en el documento referido, que la incorporación de estos aspectos del desarrollo de "habilidades socioemocionales" es una de las principales innovaciones del Modelo Educativo, decretado y publicado el pasado mes de junio en el Diario Oficial.
Es cierto que este tipo de saberes, que tienen que ver con el desarrollo profundo del ser humano, no se habían formalizado en los modelos o esquemas educativos del pasado en nuestro país, sin embargo, desde hace muchos años los asuntos socioemocionales y psicoafectivos han sido abordados en las escuelas, de manera directa e indirecta. En la Educación Secundaria la figura de Orientador Educativo ha cubierto de alguna forma estas tareas.
Así mismo, desde hace décadas, los planteles de Educación Media Superior y Superior cuentan con departamentos de Psicopedagogía, generalmente a cargo de especialistas en las disciplinas o profesiones asociadas con el desarrollo intelectual y emocional de los jóvenes.
Como sucede con el concepto de "aprender a aprender", abordar en la escuela el ámbito del "saber ser" (uno de los pilares postulados por Jacques Delors), no es precisamente una innovación, sino más bien una "formalización", porque se legitiman así todas aquellas prácticas que se llevaban a cabo, al menos en el plano de la identificación y canalización, por parte de los docentes, asesores técnicos y directivos de la Educación Básica. Pero no se llegaba al tratamiento, debido a que los docentes no eran ni son profesionales de la Psicología, la Psiquiatría o integrantes de las diversas interdisciplinas asociadas con la salud mental o psicosocial.
Un primer intento por introducir el ámbito del "saber ser" y ciertas prácticas específicas sobre el desarrollo psicoafectivo de los estudiantes, se dio durante la administración de Reyes Tamez Guerra, cuando dirigió los destinos de la SEP entre 2000 y 2006.**
Podría decirse, incluso, que no está dentro de las funciones y las responsabilidades de los docentes, atender aquellas situaciones extremas en las que las emociones y los conflictos psicoafectivos entran en juego durante los procesos educativos, y particularmente los que tienen efecto entre los miembros de la comunidad escolar.
Por mencionar sólo algunos casos extremos o de alto grado de profundidad y dificultad, me refiero a situaciones como acoso, (en todas sus formas: con y sin violencia física o psicológica); abuso sexual, discriminación, depresión infantil y hasta casos de suicidio en niños y jóvenes.
¿El Sistema Educativo Nacional cuenta con la infraestructura adecuda, humana y material, para identificar, canalizar y tratar clínicamente a todos los casos de conflicto socioemocional y psicoafectivo en nuestras escuelas? ¿Cuál es la estrategia a seguir una vez formalizada la atención de este ámbito socioemocional y psicoafectivo en la educación obligatoria? ¿En qué tipo de profesionales ha pensado el Modelo como para dar la atención adecuada a los casos, -superificiales o profundos-, que se presenten en las aulas y planteles?
El asunto no es sencillo, sin duda. Las autoridades educativas deben haber calculado las implicaciones institucionales y financieras que representa este gran reto y compromiso.
Considero que hay sólo dos caminos para alcanzar los propósitos en este rubro: 1) Habilitar a los docentes en servicio para que realicen labores de prevención, identificación y canalización de aquellos casos de conflicto que se presenten; y 2) Contratar los servicios de psicólogos, psiquiatras y demás especialistas de la salud mental, así como de las instituciones que reunan los requisitos y cuenten con las certificaciones correspondientes para hacerse cargo de estas funciones.
En fin, estaremos atentos a las respuestas y los anuncios que durante este año den a conocer la SEP y las autoridades locales, que son los responsables de la educación pública en nuestro país.
**Tamez G., Reyes; Silvia Ortega S., Alberto Roa V., Ana Rita Russo y Jorge Galindo (2006). Educación y Desarrollo Psicoafectivo. Una propuesta de prevención y promoción de la salud psicosocial en la infancia. Ediciones Uninorte, Barranquilla, Colombia.