A lo largo de los últimos días se ha esparcido en las redes sociales un sinfín de ataques contradictorios, superficiales y ofensivos contra la periodista Denise Dresser, en torno a su columna del Reforma ?¿Cuál izquierda??. No es la primera vez que Denise causa polémica o que es atacada en manada. Lo que en esta ocasión sorprende es que las diatribas más virulentas no provengan de Peñabots o de periodistas ultraconservadores, sino de un amplio número de seguidores de MORENA.

En este mar de pasiones, he decidido rescatar la crítica a Dresser que considero mejor argumentada y escrita: ?Denise Dresser o la sofisticada manera de ser tan simple?. Proviene de un viejo colega de la Universidad, Gibrán Ramírez Reyes quien ?valga la pena la pena hacerle promoción? es uno de los mejores talentos egresados de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y articulista de la revista EMEEQUIS.

Como muchos de los intelectuales adeptos a MORENA, Gibrán emplea una fórmula apologista bien ensayada, fabricada y pulida. No es innovadora, pero es una buena readaptación de la retórica de comunistas soviéticos y cristianos ortodoxos. Apología que busca salvar -incluso contrafácticamente- todo lo que el Líder dice, hace y simboliza, aun cuando ello represente priorizar como blanco de ataques al hereje, antes que al verdadero enemigo.

Me gustaría sintetizar este sofisticado arte en 4 estrategias comunes:

1) Deseche lo infranqueable (casi siempre ocurrencias y posturas contradictorias del Líder): De ser posible súmese a la crítica de lo insalvable para que parezca imparcial, aunque más que denunciar las declaraciones y actos incongruentes, busque aminorar sus efectos negativos.

2) Perfeccione su ventriloquia: Matice o sugiera lo que en realidad el Líder quiso decir (aún cuando no lo haya querido decir y realmente la haya regado). Si ya no le queda de otra, acepte con cierta condescendencia el error. Ante yerros como asumir que los derechos de las minorías no son importantes, puede emplear eufemismos como: ?la poca eficacia comunicativa de AMLO?.

3) Haga sentir a sus detractores avergonzados de tomar a la parte por el todo: Explíqueles que más allá del Líder y del Partido se encuentra un movimiento de masas (aunque las masas pocas veces sean críticas y en la práctica la única voz de peso sea la del Caudillo). Convierta cada ataque hacia el Líder y su camarilla en un ataque al movimiento, a la democracia, a la regeneración del país, triunfo de los oprimidos, etc...

4) Desvíe con ataques personales y argumentos secundarios, el corazón de la crítica: Centre la atención del lector en lo malo que hizo tal o cual detractor, y si es posible sugiera intenciones ocultas y deshonestas de quien ataca al Caudillo.

Casi nunca falla esta fórmula, aunque para quienes la hemos leído una y otra vez comienza a parecernos burda y poco creativa. Por eso me parece que el artículo de Dresser merece un análisis menos estratégico y con mayor sinceridad intelectual. Ante ello, respondo al artículo de mi compañero Gibrán a partir de los siguientes puntos:

1: El artículo de Dresser no es un intento de ?descalificar a cientos de miles de ciudadanos? que votaron por MORENA, ni de llamarles ignorantes: Dresser critica a ?muchos de los que votaron por AMLO?, a ?muchos de sus colaboradores?, y en especial a dirigentes con nombre y apellido: López Obrador, Martí Batres y Jesusa Rodríguez. Pero JAMÁS menciona, ni sugiere, que TODOS los que votaron por MORENA sean intolerantes e ignorantes. No es un simple juego de cuantificadores, es la esencia misma del artículo y de la conmoción que ha generado.

Los adeptos de MORENA deben entender que muchos ciudadanos votaron por MORENA más allá de AMLO (algunos pese a AMLO). Votaron por muy diversos factores: el perfil de los candidatos, voto de castigo, identificación ideológica, etc. Por ello, una crítica a AMLO y a sus colaboradores, NO es un ataque a los votantes de MORENA. Esta es la única forma de salir del juego perverso de que, cuando AMLO comete un error, el Partido va más allá de él; pero cuando se le agrede, se agrede al mismo tiempo a todos los votantes de la fuerza política que encabeza.

2. La crítica de Denise no es menos válida ni carece de ?honestidad intelectual? porque no haya citado los estatutos de MORENA. Cuando se quiere demostrar que un partido es ?X? no basta con decir que en sus estatutos dice que es ?X?. La peor forma de asegurar que MORENA es incluyente, es argumentando que en sus estatutos se declara como tal y que tiene secretarías de diversidad sexual. Es como querer afirmar que el PRI es de izquierda, porque en sus estatutos se declara socialdemócrata y porque incluye al sector obrero y campesino en la repartición de candidaturas.

Hoy en día MORENA tiene un gran reto: Al ser un partido nuevo, no existe antecedente de que haya llevado sus principios teóricos y morales a la práctica. Por lo que, al no tener un ejercicio práctico de gobierno, resulta difícil probar que MORENA sea X o Y. Existen tan sólo antecedentes, tanto buenos como malos, de políticos reciclados del PRD y otras agrupaciones que hoy forman parte de MORENA; entre ellos, el más representativo: AMLO. Por ello, aunque una declaración personal de López Obrador no implica la opinión general de militantes y simpatizantes de MORENA, sí los compromete en un alto nivel, al ser la única figura que apareció ?y monopolizó- todos los spots, mítines y reflectores del partido.

3. El avance de la agenda progresista en temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo NO es atribuible a AMLO y ha avanzado pese a él. Este es el punto que me parece toral del artículo de Denise Dresser y el que menos han contraatacado los adeptos del líder tabasqueño. Gibrán hace un sofisticado vericueto ?aunque no por eso menos deshonesto- al querer afirmar que AMLO apoyó a los derechos de minorías, bajo el siguiente silogismo:

a) El primer avance en el matrimonio de parejas del mismo sexo se presentó con la Ley de Sociedades de Convivencia (LSC)

b) La LSC se presentó y aprobó durante el sexenio de AMLO

c) Ergo: AMLO promovió el matrimonio de parejas del mismo sexo

Al respecto, hay que decir, que la historia está mal contada. En primer lugar, es falso que la LSC sea el ?primer avance en la materia?. La búsqueda para la creación de una figura jurídica que protegiera a parejas del mismo sexo se remonta a 1999, cuando la ALDF reformó el Código Penal del DF para penalizar todas las formas de discriminación.

En el año 2000 no fue AMLO quien introdujo la discusión de la LSC a la ALDF ?aún cuando como de Jefe de Gobierno tenía facultad de iniciativa?, sino la diputada Enoé Uranga del PRD, quien promovió la iniciativa en dos ocasiones, aunque sin éxito alguno. A decir del Ing. Cárdenas sobre el papel de AMLO al respecto, ?la ley de sociedades de convivencia [fue], bloqueada en la ALDF en los primeros tiempos de su gestión?.[1]

Pero la presión de la Sociedad Civil y el movimiento LGTB mantuvieron el tema en la agenda. Para septiembre de 2003, (el entonces diputado) René Bejarano del PRD y Manuel Jiménez del PRI se habían comprometido a apoyar la iniciativa. El 5 de diciembre las distintas comisiones aprobaron el dictamen en lo general. Dos días después, AMLO frena el consenso legislativo, haciendo una propuesta inaudita: ?someter a consulta pública la aprobación de esta ley por el hecho de contener aspectos de carácter humanitario, pero también otras cosas que generen rechazo?[2]. Ya desde entonces Andrés Manuel tenía en la mente, la frenética idea de que los derechos sexuales de las personas deben ser sometidos a consulta.

La respuesta de la sociedad civil no se hizo esperar. En enero de 2004, grupos de activistas realizaron actos de protesta frente la ALDF para denunciar que Obrador estaba bloqueando la ley. AMLO no permitiría que la iniciativa prosperara, pues temía que pudiera ensuciar su trayectoria hacia la presidencia. Por ello, a través de René Bejarano, congeló las negociaciones al interior de la ALDF todo 2004 y 2005. Para cuando la Ley de Sociedades de Convivencia se aprobó [Noviembre de 2006], Andrés ya no era Jefe de Gobierno, había renunciado al cargo desde el 26 de julio de 2005 para iniciar su campaña a la presidencia.

4. La corrupción se censura, pero no de manera discrecional ni con acusaciones ambiguas: En el artículo de Gibrán existe un momento de franca hilaridad. Cuando Dresser afirma que Ebrard fue quien impulsó la agenda progresista, y critica que ahora MORENA quiera desacreditarlo por supuestos casos de corrupción, Gibrán responde: ?no puedo coincidir con AMLO ni con Dresser: no importa la consigna, la corrupción se censura?.

Claro que Gibrán es sumamente ambiguo en esta frase, él mismo no se atreve a señalar qué acto de corrupción debe ser censurable. Son de esas frases sonoras ?que Gibrán tanto critica de Dresser? que se suman a un linchamiento fácil a la figura de Ebrard, sin ofrecer pruebas sobre su supuesta implicación en actos de corrupción ?censurables?. Esas frases AMLO las conoce bien, fueron empleadas también en su contra por quienes le acusaban de cometer ilícitos ya en la construcción del segundo piso del periférico, ya en su supuesta complicidad con los video-escándalos de Bejarano. De todas esas acusaciones fáciles ninguna prosperó, ni cumplió con el cometido de bloquear su avance político. Por eso al ser cuestionado sobre las acusaciones a Ebrard, el político tabasqueño prefirió ser prudente y reservar su opinión, ?porque hay consigna en contra de Marcelo?.

5. Por último, vale la pena afirmar, que la suma de ataques y descalificaciones personales hacia Dresser no restan validez al corazón de su crítica. En sus últimos párrafos, Gibrán se descose: impone calificativos sobre Dresser y sus obras que sólo denotan inmadurez intelectual. Critica sus sentimentalismos, cursilerías, incongruencias, para al final sugerir al lector que quizás detrás de la crítica de Dresser se encuentra un mal mayor: un aire de megalomanía y envidia por el cual ella quisiera ser la verdadera redentora de la izquierda mexicana.

Así de fácil se resuelve el acertijo. Puede ser que AMLO sea un hombre incongruente, que represente una izquierda conservadora, que no crea realmente en los derechos de las minorías, pero eso no importa. Los intelectuales que lo atacan seguro lo hacen por resentimiento o por envidia. Eso es lo importante, desacreditar con sarcasmos a los detractores.

El ejercicio de escritura de Gibrán me recuerda al de aquellos socialistas comprometidos y desesperados de los 50s y 60s. Para ellos, todo intelectual que atacara a Stalin o la Unión Soviética, le hacía el ?juego a la derecha?, tenía ?intereses ocultos? y era necesario psicoanalizar sus críticas para encontrar sus traumas personales. Qué importa la existencia de gulags, de exiliados, de genocidios, de violación a derechos humanos; era necesario tomar postura y comprometerse con la causa.

Triste es el destino de aquellos intelectuales que renuncian a la crítica para engrosar las filas de apologetas, porque ni son realmente intelectuales y se quedan muy lejos de ser buenos políticos. Es más triste, cuando se sabe que tenían talento y una mente brillante, pues su caída es por exceso, que no por defecto, ya que la mucha luz ?parafraseando a Octavio Paz? es como la mucha sombra: ninguna deja ver con claridad la mirada interior...

José Luis Gallegos Quezada

@jlgallegosq

[1]?Carta enviada por Cuauhtémoc Cárdenas a Elena Poniatowska?, publicada en El Universal 14 de septiembre 2006 http://www.eluniversal.com.mx/notas/375156.html

[2]Notiese, ? 2 años de vigencia de la Ley de Sociedades de Convivencia?, [Consultado 18 de Junio, 2015] http://www.notiese.org/notiese.php?ctn_id=2723

Artículo de Denise Dresser ?¿Cuál izquierda??

http://economia.terra.com.mx/reforma-columnas-politicas,4134437190322aecf786e6ce5679b57ftn1wRCRD.html

Artículo de Gibrán R. Reyes: ?Denise Dresser o la sofisticada manera de ser tan simple?

http://www.m-x.com.mx/2015-06-17/denise-dresser-o-la-sofisticada-manera-de-ser-tan-simple-por-gibran-ramirez-reyes/