Es imposible asegurar que en algunas otras naciones del orbe no exista un consenso entre ciertos grupos para culpar de los estragos de la pandemia al funcionario o al equipo encargado de enfrentarla, pero según lo que hemos podido revisar, en la mayoría de los países no es así. Lo común es que surjan discordancias, inconformidades, desacuerdos, discusiones. Eso sí. Ante un fenómeno devastador, doloroso y complicado, es natural que se desencadenen fuertes tensiones entre los distintos actores afectados, cuya suma es igual a la de toda la sociedad, política y civil. Nadie, directa o indirectamente, estamos exentos del asolamiento y los perjuicios generados.

En México, sin embargo, se ha pasado de ese escenario comprensible de fricciones resultado del miedo, la inseguridad y el descontrol, a otros no sólo preocupantes sino francamente perversos, luciferinos. Soltar en redes el epíteto “Doctor Muerte” para el subsecretario López-Gatell es la culminación de una campaña confabulada desde una oposición que responde a una o a algunas de las siguientes posturas:

Está en contra de todo o casi todo lo que emane del gobierno federal por intereses políticos, consigna, inercia o imitación; b) Añora el poder y las prebendas perdidas al iniciar la administración federal actual, como es el caso de integrantes de ciertos partidos políticos, bancadas legislativas y medios de comunicación, y utiliza, para atacar, la condición más sensible y entrañable para todos los seres humanos como es la salud, encarnando el giro que ésta tome en el país en la persona del médico; c) Ha visto afectados sus intereses por las nuevas políticas que implican a las grandes farmacéuticas mexicanas favorecidas por los gobiernos anteriores, algunas de las cuales se encuadraban en prácticas monopólicas; d) Se ha visto perjudicada por las nuevas medidas del etiquetado de alimentos industriales y ultraprocesados (campaña liderada por Hugo López-Gatell), sin importarles que está encaminada a procurar la salud de los mexicanos, sobre todo de las niñas y niños; e) Se muestra atemorizada porque la oficina de la Cofepris quedó adscrita desde agosto pasado a la subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud que dirige el doctor Hugo López-Gatell, implacable defensor del manejo transparente del tema farmacéutico.

Injurias y calumnias en el Senado.

Las injurias y calumnias dirigidas al subsecretario en su comparecencia en el Senado de la República el pasado 12 de octubre están, como suele ocurrir con esos recursos, desprovistas de todo fundamento, racionalidad y sentido común, pero lo más grave es que repercuten en el desconcierto de la ciudadanía y por consiguiente en un posible mayor riesgo de contagios. Eso lo saben quienes protagonizaron el sainete, pero no les importa. Si a los esgrimidores de injurias, calumnias y agresiones verbales les preocupara realmente el bienestar de la gente, dirimirían diferencias, buscarían confrontar información científica para conciliar criterios y procurarían acuerdos para proporcionar a la población mensajes claros y certeros.

Criminal; niño de primero de primaria; ejemplo de incompetencia, ambición y arrogancia; pequeño virrey de las camas vacías y los muertos en casa; inepto, soberbio. De un nivel de discurso muy bajo y repulsivo, son algunos de los calificativos endilgados a López-Gatell. En las intervenciones de los detractores se advierte:

1.- Ausencia de argumentos fundados, racionales, lógicos. De la información aportada por los acusadores una parte es falsa, otra está sacada de contexto y otra más fue manipulada.

2.- Dolo, en dos de las acepciones que contempla la Real Academia Española (RAE): a) Engaño, fraude, simulación; b) Voluntad deliberada de cometer un delito a sabiendas de su ilicitud. Para el caso no se trata de un delito, pero en materia civil el afectado puede solicitar reparación del daño moral.

3.- Calumnias en los dos significados que da la RAE: a) Acusación falsa hecha maliciosamente para causar daño; b) Imputación de un delito hecha a sabiendas de su falsedad.

4.- Incongruencia acompañada de pusilanimidad: si hay seguridad de que el doctor López-Gatell es culpable de lo que se le imputa, lo que procede es una acusación de tipo penal, no el armado de un acto circense para impresionar a las masas.

5.- Omisión del concepto y práctica de la corresponsabilidad en el combate a la pandemia: gobierno y ciudadanía son corresponsables.

6.- Omisión de la corresponsabilidad entre gobierno federal y entidades federativas (estas últimas son autoridades en materia sanitaria) en el enfrentamiento de la pandemia.

7.- Exclusión en el discurso del mal estado de salud de buena parte de la población mexicana que padece diabetes, hipertensión y obesidad, entre otros trastornos y enfermedades, que han agravado el impacto de la pandemia en el país.

8.- Modales que corroboran la existencia de una guerra psicológica abierta contra el subsecretario: el tono, los gestos, los gritos, las burlas, las actitudes groseras, irrespetuosas y vulgares, el rifirrafe montado, la invasión del espacio íntimo del funcionario por parte de una legisladora que se acercó a él sin cubrebocas.

9.- Predominancia de mujeres en el escándalo. Fue una provocación que buscaba una respuesta del médico por la cual se le pudiera tachar de machista y misógino.

10.- Una continuación, ahora más escandalosa, de lo ocurrido en la comparecencia del subsecretario el pasado 27 de mayo en el Senado (https://regeneracion.mx/ataques-a-gatell-la-banalizacion-de-la-calumnia-en-el-senado/?fbclid=IwAR3oKQm5GzmtJpuBXMAipNgOMEAdhLOooXOyPx6mtdc1hIZ8YsyPa1hmQMs).

A López-Gatell lo quieren doblar a toda costa.

Se trata de una guerra mediática (por ser demasiado extenso, no citamos aquí las cientos de infamias publicadas en los medios, basta con leer a ciertos reporteros y editorialistas de El Universal y Reforma) y psicológica contra López-Gatell para doblarlo, reventarlo, tronarlo como se dice coloquialmente, y con ello desestabilizar las políticas más sensibles de la Cuarta Transformación. Las denuncias contra su persona desde marzo de este año así lo delatan. Algunas de ellas son:

a) Del senador del PAN, Víctor Fuentes Solís, contra Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell ante la Fiscalía General de la República, por los supuestos delitos de tentativa de homicidio y lesiones por no declarar la emergencia con la llegada del coronavirus a México (marzo); b) Del presidente de la Fundación para la Promoción del Altruismo, Óscar David Hernández Carranza, presentación de amparo para que Hugo López-Gatell deje de dar conferencias sobre covid 19, porque supuestamente “los funcionarios que participan incurren en omisiones y contradicciones sobre la información que presentan” (mayo); c) Del partido Movimiento Ciudadano con las firmas del senador Clemente Castañeda y de Jorge Álvarez Máynez (secretario general de MC) contra Hugo López-Gatell ante la Secretaría de la Función Pública, por supuestos actos de negligencia en las decisiones tomadas ante la emergencia sanitaria (julio); d) Nueve de los 10 gobernadores integrantes de la Alianza Federalista pidieron la renuncia de Hugo López-Gatell por considerar que ha fallado su estrategia para manejar y contener la pandemia de covid 19 (julio); e) De la senadora Martha Cecilia Márquez del PAN contra Hugo López-Gatell ante la Secretaría de la Función Pública por supuestas omisiones y mal manejo de la emergencia económica, con solicitud de que se dé vista al ministerio público (agosto); f) De la fracción parlamentaria del PAN en el Senado contra Hugo López-Gatell ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos para que se le investigue por la falta de transparencia ante la pandemia del covid-19 (agosto); g) Del PAN contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Salud Jorge Alcocer y el subsecretario Hugo López-Gatell ante la Fiscalía General de la República por “la posible comisión de los delitos de sabotaje y ejercicio indebido del poder”, por “una labor deficiente y omisa en el manejo de la pandemia” (septiembre); h) De 21 senadores del PAN contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, el secretario de Salud Jorge Alcocer y el subsecretario Hugo López-Gatell ante la Fiscalía General de la República por una supuesta labor “deficiente y omisa en el manejo de la pandemia” (septiembre).

Mientras transcurre la guerra y la desesperación: reconocimientos internacionales a México y a López-Gatell en materia de salud.

Mientras la guerra se desata sólo de un lado de la trinchera, en mayo se dio a conocer que el subsecretario López-Gatell fue seleccionado por la OMS como nuevo integrante del Comité de Expertos del Reglamento Sanitario Internacional, cargo que ocupará por los próximos cuatro años; en septiembre la OMS hizo un reconocimiento a nuestro país por la implementación del nuevo etiquetado frontal en alimentos, y este mes de octubre la Unión Europea adoptó el Semáforo Epidemiológico de covid-19, creado en México.

Para rematar, la circulación de fotografías manipuladas.

Intentar desprestigiar a alguien involucrándose en su vida personal es un recurso común de mentes débiles y almas oscuras, más reprobable aún cuando se acude a la manipulación y al engaño, como ocurrió con la circulación de unas fotografías donde aparece el subsecretarios con una mujer en pleno romance sin utilizar las medidas de sana distancia y uso de cubrebocas, pero omitiendo que las imágenes, si es que son reales, fueron tomadas antes de la pandemia. Tanto quienes circularon inicialmente el material gráfico como los que se dedicaron afanosamente a reproducirlo por todos lo medios posibles sin esperar la verificación de su autenticidad o falsedad, revelan su bajeza. Lo hicieron en viernes (9 de octubre), como ya es costumbre con las fake news.

¿Se fijan cómo el presidente se mantiene de pie todo el lapso de las mañaneras? Hay noticias: López-Gatell seguirá, como quien lo eligió para conducir las políticas en torno a la pandemia, de pie, no podría menos. Y pésele a quien le pese.