Los problemas sociales, económicos, migratorios y principalmente la inseguridad, que se incrementa día a día en el país, han generado un México inestable y peligroso.
Es cierto que desde hace muchos años la crisis económica se gestaba desde las altas cúpulas del poder, porque solamente se beneficiaba a un pequeño grupo, y por eso el camino será muy difícil para reducir la brecha social entre los mexicanos.
Con la llegada de la Cuarta Transformación se esperó un cambio radical, porque la gente sigue esperanzada en que cambie todo para bien, sin embargo, la realidad está superando las palabras del presidente, que aunque recibiera un país colapsado por la corrupción, el mal manejo de los dineros públicos, el control de muchas plazas por el crimen organizado y todo lo que ya se ha enumerado desde hace mucho tiempo, no ha podido frenar esta situación y la crítica es que sigue diciendo que todo está bien y que el país crecerá económicamente, y que habrá desarrollo social.
La verdad es que la economía mexicana no repuntará en un año como lo dice él, y menos si la Inversión Extranjera Directa (IED) tambalea en apostarle al país, simplemente en 2018 México recibió más de 31 mil millones de dólares de países inversionistas en los que destacan Estados Unidos, Canadá, España y Alemania, entre otros.
Y aunque hubo más inversión extranjera que en el 2017, será difícil atraer a los inversionistas en un país que cayó en el ranking mundial ocho lugares, quedando en el lugar número 25, de acuerdo con la consultora A.T Kearney que publica anualmente un índice de confianza en la Inversión Extranjera Directa (IED). En este, México estaba en el lugar 17 como mercado emergente, para invertir en él, ahora es más inestable, por lo que los gobiernos deberán apostarles a otros rubros para poder crecer.
Por ejemplo, través de la Balanza de Pagos 2018 se comprueba que la exportación de la mano de obra mexicana da más dinero, que las inversiones directas extranjeras; en remesas ingresó al país más de 33 mil millones de dólares, y de inversión extranjera fueron 31 mil millones de dólares.
Siendo honestos México carece de infraestructura para recibir las inversiones extranjeras e incluso para desarrollar la inversión nacional, obviamente se comprueba que ha habido más errores que aciertos en las administraciones pasadas como la Reforma Energética de Enrique Peña Nieto, que ni trajo mayores inversiones, ni se modernizó la industria energética, ni nos hizo más competitivos y muchos menos se fortalecieron Pemex y CFE, o sea no pudimos competir en los mercados internacionales y nos hicimos más dependientes exportando crudo e importando gasolinas, supuestamente con AMLO esto cambiará, espero que sí porque pagar más de 20 pesos por litro de gasolina se está volviendo incosteable transitar por la ciudad en un vehículo particular y el transporte público se ha encarecido reduciendo a los mexicanos el acceso a este servicio.
La publicidad que se maneja en el país es que somos un foco de atracción de inversiones extranjeras para entrarle a la competitividad con el mundo, pero esto es una falacia porque hay que trabajar desde adentro, siendo realistas, el dinero que se invierte de países extranjeros es inferior al que mandan nuestros migrantes, entonces cómo apostarle a lo foráneo, si lo que se debe hacer es aplicar políticas públicas para evitar la fuga de mano de obra mexicana, y mejor que se produzca comida y dejemos la dependencia alimentaria, principalmente, de Estados Unidos.
Por ejemplo, el T-MEC esperan que entremos al mercado mundial con nuestros productos, pero es terrible que a los productos mexicanos se graven de la forma que lo que están haciendo con el tomate, es importante señalar que el tomate es el tercer producto agrícola de exportación de México después de la cerveza y el aguacate, y 1 de cada 2 tomates que se consumen en Estados Unidos son de origen mexicano, por lo que habiendo un tratado de libre comercio entre los países de América del Norte, pero ni así dejan de aprovecharse de nosotros.