No conocí, y ya no conoceré a Rafael Arias Menocal. El 28 de julio se suicidó. Era un hombre de derecha, que manejaba una cuenta en Twitter, designada como @nomesecuestres. El pasado domingo acudió a casa de sus padres en la colonia San Miguel Chapultepec, y ahí, se quitó la vida, ahorcándose de un árbol.
La Fiscalía de la Ciudad de México dio a conocer en un comunicado el mismo domingo 28 de julio, que habían encontrado el cuerpo sin vida de Arias Menocal y que la autopsia había determinado muerte por asfixia.
Una tragedia sin duda, que yo no hubiese conocido, ni me correspondería abordar, si el lunes 29 de julio, la derecha no hubiera iniciado una feroz, miserable e irresponsable campaña responsabilizándome de haberlo asesinado.
Difundieron que habían matado al hombre con violencia brutal fuera de su casa y que yo era responsable de su muerte, pues lo había amenazado previamente -todo falso, evidentemente-.
Aunque trascendió la información del suicidio, mantuvieron la versión de mi responsabilidad por su fallecimiento, incluyendo un falso diálogo en WhatsApp en que supuestamente lo amenazaba con enviar a la Guardia Nacional en su contra. La campaña fue orquestada por varios medios, incluido Excélsior, por citar un ejemplo deplorable. Difundieron con dolo y con profusión la falsa información, sin investigar mayormente la noticia. Inexplicable que esos medios de comunicación no se hayan hecho una pregunta simple: ¿Cómo se puede asesinar a quien se suicida?
La acusación era ridícula, y sin embargo se explotó en las redes sociales a todo lo que daba, hasta llegar a posicionar el "hashtag" #NoronaAsesino.
A pesar de que la fiscalía ratificó el resultado de la autopsia que acreditaba el suicidio, la campaña de odio hacia mi persona se mantuvo y se fortaleció durante el lunes 29 y el martes 30 de julio.
Finalmente, el día de hoy -miércoles 31 de julio-, apareció en las redes el verdadero diálogo que con Arias Menocal mantuve en "WhatsApp". La usuaria @miriam_junne publicó las propias cuentas personales de Rafael Arias de Instagram y Facebook, donde él mismo desmiente la versión de la derecha que intentó ferozmente incriminarme. La paradoja es que el hoy occiso, me exonera. En ningún momento habla de que yo lo hubiese amenazado y sí en cambio, celebra el que lo haya desbloqueado en dos ocasiones y él haya reiterado su expresión: "me la pelas" y "me la pelas perro asalariado". Fin de la historia en lo que a mí respecta.
Esto es lo que aconteció, y a sectores insensibles de la derecha -sin importarles el duelo de la familia que este suicidio genera-, como ya mencioné, han usado insistentemente dicha tragedia durante dos días para atacarme políticamente. Es una actitud cobarde reproducir esta infamia en mi contra de parte de quienes se esconden en el anonimato de las redes sociales; y muy irresponsable de quienes desempeñan una tarea periodística a través de los medios masivos de comunicación.
Es falso también que yo haya esperado varios días para responder a estas calumnias; respondí a la intriga desde el primer momento. Toda la falsa historia construida en torno a este suicidio ha buscado vulnerar mi trayectoria política y dejar una mancha infamante en contra mía.
He decidido cerrar este capítulo publicando lo sucedido, para no dejar el menor resquicio a la duda, a la insidia o a la calumnia.
Lamento que los familiares de Rafael Arias Menocal, además de la pérdida de un ser querido, tengan que observar la utilización de esta tragedia con intenciones políticas verdaderamente deleznables.
Les reitero desde aquí mi solidaridad y mis condolencias