El mundo entero se encuentra detenido por la pandemia del coronavirus. Por todos los medios, los gobiernos de los países, ciudades, campañas publicitarias de empresas de responsabilidad social han pedido a los ciudadanos “quedarse en casa”.
Quedarse en casa para aplanar la curva de contagios, quedarse en casa para evitar colapsar los sistemas de salud, quedarse en casa para no contagiar y no contagiarnos. Para ello, las empresas han pedido a sus empleados trabajar desde casa, las escuelas han parado sus actividades invitando a los padres a seguir el curso escolar desde casa, los establecimientos comerciales de índole no esencial están cerrados. Es una responsabilidad colectiva.
En México, las vacaciones de Semana Santa inician la semana que entra, de hecho, hoy se celebra el Domingo de Ramos. Los ciudadanos sabemos que el encierro no son vacaciones. El gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, ha sido contundente al pedir a nuestros paisanos que no regresen al estado a visitar a sus familiares. Ha dicho también que los hoteles y restaurantes estarán cerrados por esta emergencia nacional. El puerto de Acapulco cerrará las playas; aun así, hay quienes piensan, que siendo muy responsables y cuidadosos pueden viajar a estos destinos y hospedarse en casas y departamentos particulares. Prometen no reunirse en las zonas comunes ni en las albercas. Y qué bueno que no!! porque las albercas son espacios que congregan a un número importante de personas, además de que la humedad, podrían favorecer la propagación del contagio. Lo que estos viajeros aún no han entendido es el lío que van a generar en estas comunidades.
En el resort turístico de Ixtapa no hay hospitales o clínicas médicas, por lo que si alguien presenta síntomas de alguna enfermedad deberá acudir a los servicios de Zihuatanejo, localidad ubicada a sólo 5 kilómetros de Ixtapa.
En Ixtapa- Zihuatanejo hay tres hospitales, el Hospital IMSS (operado por el Instituto Mexicano del Seguro Social), el Hospital General (operado por la Secretaría de Salud del Gobierno Estatal) y el Hospital Naval (operado por la Armada de México). Todos ellos ofrecen servicios completos para los turistas en caso de una contingencia o enfermedad. En Zihuatanejo hay una Clínica Privada de Hemodiálisis que ofrece sus servicios al público en general.
La pregunta no es si Zihuatanejo tiene capacidad de atender a los turistas enfermos. La pregunta es qué pasará si estos turistas traen el COVID 19 a estas comunidades que hasta el día de hoy no han presentado un solo caso.