¿Alguno de ustedes se ha puesto a reflexionar por qué decimos constantemente ESA palabra?
Nadie, nunca, en ningún lugar, pronuncia "güey" tan sabrosamente como los mexicanos. Esta palabreja la escriben de diferentes modos: wey, güey, goey, buey, we, etc. En una conversación sencilla, esta palabra se pronuncia aproximadamente en cada enunciado. Algo así:
–Hola güey, ¿cómo andas güey?–
–Qué transa güey, bien aquí haciéndome güey, ¿y tú?–
–aquí nomas, oye güey ¿cuándo es tu cumple güey?–
–Estás bien güey, es mañana, y no te hagas güey con mi regalo–
– jajaja, no güey, ya te lo compré güey–
– ahhh… ¿neta güey? gracias güey–.
Esta conversación es común tanto en hombres como en mujeres, porque el güey no tiene distinción, es decir… es unisex. Tampoco tiene clase social, pues la alta alcurnia, el proletariado, los plebeyos, quien sea se avienta uno o más “güeys” al día. El güey suple el nombre de la persona, ya sea de manera despectiva o insultante, según el tono en que pronuncies el “güey” puede tornarse a manera amigable y cariñosa.
Con el tiempo, la palabra “güey” se puede volver una muletilla, sin ánimos de ofender y para terminar cualquier frase que se diga, llegando a ser incómodo. Este modismo se usa también para referirse al novio de alguien “¿dónde dejaste a tu güey?”.
Actualmente la juventud mexicana usa esta peculiar palabra que ya forma parte de la identidad social de este país, no por eso quiere decir que sea una palabra buena ni que forma parte de la evolución del lenguaje, simplemente es una expresión natural de la cual NO se debe abusar. Muchos aseguran que necesitan esta palabra para vivir. –Hola güey, cómo te va güey, ya me voy güey, voy a esperar a un güey, para ir a hacernos güeyes a ver a donde, bueno güey, te veo al rato güey.–
Origen del “Güey”:
Se dice que es una metamorfosis de la palabra “buey”. El cual se utilizaba anteriormente (en los años 90’s) para referirse al animal con cuernos y castrado, dedicado a tareas agrícolas, engorde y sacrificio. Entre sus peculiaridades se encuentra su temperamento estilo “manso”. En pocas palabras “sin huevos, sumiso y de cuernos grandes”.
Aunque no lo creas, la RAE reconoció en el año 2001 esta palabra. Posicionándola como un adjetivo de persona tonta. Ejemplo: –Álzalas, güey– (dirigido a alguien que se tropezó).
Podrías contar las veces que pronuncias la palabra “güey” para notar claramente que vivimos en la generación del “wey”.
¿Será que somos groseros por naturaleza? No por nada el “Viva México cabrones” o el “eeeeeh puto” en el futbol… somos la onda ¿o no?.