El cineasta Michel Franco Maimón aprovechó la presentación de su más reciente film titulado “Nuevo orden”, para expresar su desacuerdo con el proyecto del Gobierno de la Cuarta Transformación (4T) de extinguir 109 fideicomisos entre ellos el del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), argumentando que "los estímulos (cinematográficos) venían funcionando bien, son décadas de esfuerzo y trabajo. No debería haber cambios”. El realizador también manifestó su molestia de que se diga que sus películas son clasistas, así como de que lo hayan tildado en redes sociales "whitexican".
El creador por supuesto que está contento con los apoyos que ha dado el Estado mexicano a través del Fidecine ya que este ha sido de la pequeña elite que ha sido favorecido en dos de sus obras cinematográficas una fue para su opera prima Daniel y Ana, por la que obtuvo en 2008 la cantidad de 7 millones de pesos de parte del fideicomiso y la otra fue para la realización de su obra más reciente por la que fue beneficiado el año pasado con 7.2 millones de pesos.
Las reglas de operación de Fidecine se basan en el financiamiento a la producción de largometrajes los cuales se efectúan bajo la figura de apoyo financiero, vía capital de riesgo. Esto significa que el fideicomiso adquiere el carácter de coproductores y tienen derecho a recibir los ingresos generados que les corresponden por la explotación comercial, según su porcentaje de participación en el rodaje del filme.
Entre 2002 y 2019 el Fideicomiso del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine financió con mil 462 millones de pesos 225 largometrajes, pero solo recuperó 210 millones por su comercialización, es decir, 14 por ciento del monto erogado.
Entre 2002 al 2019, fideicomiso apoyó 225 películas y solo han regresado al fondo el dinero que se les invirtió y un poco más sólo 5 cintas siendo estas: Matando Cabos (2004), de Alejandro Lozano; Una película de huevos (2006), de Rodolfo y Gabriel Riva Palacio Alatriste; Kilómetro 31 (2006), de Rigoberto Castañeda; La misma luna (2007), de Patricia Riggen y No se aceptan devoluciones (2013), de Eugenio Derbez. Los 7 millones que recibió Michel Franco en 2008 por parte del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine, por su película Daniel y Ana está muy lejos de recuperar la inversión, ya que si bien tuvo reconocimiento internacional esta cinta no tuvo éxito en taquilla.
El ejemplo más significativo de lo poco eficiente de los apoyos al cine de parte del fideicomiso nos los da la cinta "La guerra de Manuela Jankrovic” del 2014 la cual fue dirigida por Diana Cardozo, y que llevó en los roles protagónicos a Karina Gidi y Mima Vukovic la cual recibió de parte Fidecine 10 millones de pesos y la película se presentó hasta el 2017 con una asistencia a las salas donde se exhibió de 769 personas y al fideicomiso sólo le fue regresado 7 mil pesos.
Las películas producidas por Franco están dirigidas para una pequeña élite y sus personajes protagónicos son gente de altos recursos. Un mundo muy pequeño para la mayoría de los mexicanos.
En relación a su último film “Nuevo orden”, el cual todavía no ha llegado a la pantalla grande de las salas mexicanas, y el cual ya cuenta con 7 millones de pesos en financiamiento público, parece que tendrá muy buena acogida por parte de los medios de comunicaciones, ya que maneja un tema muy polémico y clasista contrario al Gobierno de la 4T, muy del gusto de Ciro Gómez, Pedro Ferriz y de la revista Letras Libres
El cineasta quien es hijo de Abud Franco y de la mexicana israelí Yardena Memún, y que cambió su apellido por el de Maimón, es perteneciente a una elite y parece que en sus películas cuenta las vicisitudes de su alta clase y que quiere la confrontación con la actual administración federal. El apelativo de "whitexican" no es ajeno a él.
El cine del joven productor es muy exitoso en los festivales internacionales, pero hasta ahora está alejado del público mexicana y por lo que se ve su más reciente film tiene la intención de mandar el mensaje que el país se acerca a la actual situación que vive Venezuela.