La Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) presentaron, este miércoles 23 de septiembre, el “Nuevo plan de Medidas para la Reestructuración de Créditos de los Clientes de las Instituciones Financieras Afectados por la Crisis Económica Causada por el Covid-19”. Debe precisarse que, como “Instituciones Financieras”, ambas autoridades se refirieron sólo a los integrantes de la Asociación de Bancos de México, (ABM).
Como participante de esa actividad formulé dos preguntas específicas para el presidente de la CNBV, Juan Pablo Graff, dado el manejo técnico que tiene que tener la persona que preside esa institución de regulación y supervisión del sistema financiero mexicano. Las preguntas se basaron en la poca eficacia que –para los deudores- tuvo el programa anterior denominado, Criterios Contables Especiales, elaborado para mantener en azul las cuentas de los Bancos por lo que resultaba natural que hubiera dudas sobre el nuevo plan; pero mis cuestionamientos, aunque fueron escuchados, no fueron respondidos y solo hubo esbozos y comentarios fuera de lugar por parte del funcionario supervisor.
En síntesis, el nuevo programa presentado, en la rueda de prensa virtual, contempla la “posibilidad” de contar con disminuciones en las mensualidades a pagar, reducciones de tasas de interés, modificaciones de los plazos y hasta reducción en los montos de las deudas. Esto significa que podría haber decrementos en los pagos de hasta un 25 por ciento y que se amplíe el plazo remanente hasta en un 50 por ciento del plazo original, así como disminuir la tasa de interés y hacer quitas de capital.
El plan deja muchas dudas puesto que, en vez de tratarse de una norma general deja a criterio de los Bancos el trato de los retrasos, caso por caso, ya que en marzo de este año cuando empezó el confinamiento y aislamiento social como una forma de frenar la expansión de la epidemia de coronavirus que derivó en el cierre de la mayoría de las actividades económicas, se instrumentó un programa de restructura de créditos de entidades financieras que, en muchos casos, fue más perjudicial que de ayuda para los clientes de la Banca.
Y es que lo que se hizo fue patear, seis meses hacia adelante, el acumulado de los débitos, más intereses y comisiones, asumiendo que los deudores, a partir de septiembre, iban a tener toda la liquidez que no cobraron en los seis meses pasados. No había cómo.
Las dos preguntas que hice al titular de la Comisión Bancaria fueron las siguientes:
Con los “Criterios Contables Especiales” se ayudó a los bancos a no tener que establecer reservas por los créditos impagos, pero a los deudores se les cobraron comisiones e intereses por la prórroga. ¿Cuál es ahora el criterio que ha primado en la Comisión para el diseño de las Reestructuras si todos los Bancos obedecen a modelos de negocios diferentes? No es lo mismo un cliente empresarial de BBVA que uno de consumo de Compartamos.
¿Por qué tenemos que aplicar reglas de valuación, registro y revelación (Basilea III) en México, cuando ya la Banca Europea y la Banca de E.E.U.U. no la aplican a rajatabla y sus activos no están a valuación real cuando es mejor implementar requerimientos de capital según la exposición al riesgo del tipo de banco, sistémicos y no sistémicos?
En mi primer cuestionamiento a Juan Pablo Graff, mi duda era ¿Por qué usar un mismo criterio para reestructura de créditos para todas las instituciones financieras, cuando hay diferencias de modelos de negocios y los prestamos obedecen a distintas dinámicas? No es lo mismo adquirir un crédito para la compra de una motocicleta de bajo cilindraje en Banco Azteca, que un crédito hipotecario de varios millones de pesos por parte de BBVA; los criterios, clausulas, plazos, etcétera, son muy distintos entre los dos préstamos, pero el programa no contempla ninguna diferencia para la reestructura. Lo deja a criterio del Banco.
Otra duda que me surgió y tampoco fue aclarada, es que en marzo a los Bancos se les ayudó con el programa para no tener que hacer reservas por posibles impagos de los Créditos que se otorgaron, pero a los deudores sí se les cobraron comisiones e intereses por la prórroga de sus plazos de pago, lo que hizo que aumentara el capital de la deuda y los intereses a pagar, hecho que no representó ninguna ayuda para los clientes de entidades financieras y sólo pateó el problema para este mes.
La contestación de Graff a mi primer cuestionamiento fue que: “Los criterios contables... son facilidades generales que establece la Comisión, no son de aplicación obligatoria a las instituciones, la Comisión da algunos, insistimos a las instituciones, para que las apliquen, esperamos que por los incentivos estamos poniendo allá una... y porque las propias instituciones ya lo han manifestado, haya reestructuras para los créditos que así lo necesiten”.
El funcionario continuo con sus esbozos de contestación a mi pregunta y dijo: “en cuanto al pasado lo que se pregunta sobre los criterios que pudieron haber existido para hacer criterios contables especiales, distintos no, en el pasado reciente los bancos lo hubieran hecho distinto; efectivamente eso puede suceder. De manera clara, por ejemplo, los criterios especiales nosotros hablamos de la disminución... de la reducción parcial de capital e intereses o postergar los pagos de capital e intereses en su totalidad y los bancos fueron libres de aplicar los criterios que más convenían”.
Lo que contestó el funcionario a mi primera aseveración fue que los Bancos aplican sus propios criterios y lo hacen si quieren, pero hay muchas quejas de que esto no funcionó en el pasado reciente, ni creó que funcione ahora para los deudores de instituciones de crédito. Del mismo modo el no registro temporal de esos pasivos, en las Sociedades de Información Crediticia, SIC, ya perdió su efecto.
La duda que quería que me aclarará, y que fue base de mi segunda pregunta, fue ¿Por qué en México se aplican las reglas de Basilea III, a rajatabla, cuando en Europa y los Estados Unidos estas ya no se aplican, ya que ese convenio se establece cuando las economías están funcionando normalmente y no en una coyuntura como la actual que es de crisis por el confinamiento y el cierre de actividades económicas?
La contestación a mi segunda pregunta por parte del titular de la CNBV fue que:
“Hay otra pregunta en cuanto a las diferencias que pudiéramos tener en nuestra regulación con respecto a Estados Unidos y Europa, pero según entiendo bien la pregunta nosotros estamos alineados con Basilea III. Éste es parte de un compromiso que tenemos en el país y creemos firmemente en que los acuerdos internacionales a los cuales ha llegado después de la crisis financiera global, han puesto al sistema bancario en una situación muy sólida para absorber choques como los que tenemos hoy, como el choque de la pandemia, no solamente en nuestro país sino en otros países del mundo”.
Precisamente le pregunté ¿Por qué estamos alineados? Cuando las circunstancias al establecerse las reglas de Basilea III han cambiado radicalmente y al aplicarse sólo ponen en desventaja a las instituciones de menor tamaño de la economía constituyendo ello una limitante a la inclusión social y financiera.
El funcionario abundo en el tema, pero no despejo las dudas y dijo que: “Por eso es lo bueno de seguir participando en la elaboración de los lineamientos internacionales, particularmente los de Basilea, el acuerdo de Basilea III tuvo la participación de las autoridades mexicanas entre muchas otras, y una vez que se acuerdan estos es importante seguirlos al pie de la letra en estas consideraciones”.
En resumidas cuentas, Juan Pablo Graff, no contestó debidamente las preguntas que le formulé, las cuales son dudas que tienen miles de personas que están pasando por una situación económica muy difícil por efectos de la pandemia de Covid-19 y no podrán hacer frente a sus compromisos crediticios y este programa que se presentó no es la solución.
Queda ahora pendiente para la Comisión Nacional Bancaria y de Valores el ofrecimiento de programas para sectores del sistema financiero como las Sofipo, Uniones de Crédito, Cajas de Ahorro, Sofome, y las Fintech que están operando principalmente en la base de la pirámide, en los que se están presentando complicaciones en los pagos. No vaya a parecer que Juan Pablo Graf se dedica sólo a atender las urgencias de cobranza de los Bancos en un Gobierno en que para el presidente primero son los pobres.