Las declaraciones de Nicolás Maduro en Cuba, en las que incluye a AMLO dentro del bloque antineoliberal, fueron utilizados con jiribilla por la derecha y la ultraderecha mexicanas, que ya en fechas anteriores han calificado al actual gobierno de ser izquierdista. Hay quienes en el colmo de la ignorancia, lo tildan de comunista. Ese macarthismo ramplón que algunos medios recalcaron incluso como principal en sus primeras planas, recuerda una de las etapas más oscuras del país del norte, cuando un solo personaje Joseph Raymond McCarty, puso en jaque la llamada democracia estadounidense y durante años remontó la vida de esa nación a la medieval cacería de brujas. En respuesta el dramaturgo Arthur Miller, un hombre de izquierda, escribió Las brujas de Salem (Editorial Tusquets 2005). Fueron años hostiles, con señalamientos impíos sin pruebas, calumniosos y enfermizos, algunos que se captan en estos momentos en la administración Trump. McCarthy un senador por Wisconsin, se subió en la palestra de triunfador, no por una casualidad ni por grandes méritos, sino porque con su posición y con denuncias inciertas, extrajo de las profundidades de un pueblo -el gringo- lo que realmente era: conservador, lleno de prejuicios, generador de organismos criminales y racistas como el Ku klux Klan. Sus acusaciones privaron de la vida al matrimonio de izquierda Ethel y Julius Rosemberg, condenados por sus creencias. Miles fueron expulsados de sus entornos, calumniados, perseguidos, llevados al descrédito por sus concepciones y a la mutilación de talentos sobre todo en el medio cinematográfico y literario. Uno de los afectados fue el dramaturgo Bertold Brecht que había llegado al vecino país huyendo de algo similar, el fascismo. Como traidores y delatores quedaron Ronald Reagan, Gary Cooper y Robert Taylor, entre otros.
Ante voces que lo han querido relacionar con Venezuela, el gobierno mexicano ha sido claro de su neutralidad y al llamamiento -que comparte con Uruguay-, de convocar al diálogo. En esta ocasión hizo lo mismo frente a medios que aprovecharon las declaraciones de Maduro para desenvainar la espada. Aquí sucede lo contrario con el macarthismo vecino; en Estados Unidos lo aceptó el gobierno -Eisenhower le hizo el juego cuando asumió la presidencia en 1953 y lo sostuvo hasta 1956-, las persecuciones y calumnias han venido de los opositores, no del gobierno, aunque si de grupos de los otros dos poderes. Como coincidencia y ante la reacción que genera la presión estadounidense, en El Salvador su presidente Nayib Bukele, corrió del país a todos los diplomáticos venezolanos. Y todavía se da por ofendido cuando Maduro lo tilda de servil a Estados Unidos. Eso demuestra que una corriente como la que sostuvo el senador por Wisconsin se está incubando en países de América. McCarthy también se lanzó contra los homosexuales pero como una contradicción, él lo era y quizá quería esconderlo a partir de su campaña. El legislador, que después cayó en desgracia y fue defenestrado, murió joven, a los 49 años.
En Salem, una colonia de Massachusetts, se hizo real la quema de brujas en 1692. Ya Nathaniel Hawtorne que nació en ese poblado, lo menciona en algunas de sus novelas y de hecho su obra central La letra escarlata se basa en el oscurantismo pueblerino que se ensaña con las personas -mas si son mujeres-, sin pruebas y solo llevados por la superstición y los prejuicios. Arthur Miller utilizó aquellos acontecimientos en el que mucho tuvieron que ver los desprendimientos religiosos que llegaron de Inglaterra a terrenos de Norteamérica. Se basa su obra Las brujas de Salem en hechos que comenzaron en chismes por el paseo de unas jovencitas en un bosque, y que fue creciendo agarrados de oscuros conceptos religiosos hasta llegar a los juicios públicos, la degradación y la muerte a partir de la hoguera. Miller concentra en Abigaíl, una jovencita mentirosa y vengativa, la denuncia que causó tantas muertes y la ingenua pero criminal credibilidad que dieron a sus palabras. Filmada en varias ocasiones, ese papel lo hizo en una, la actriz Wynona Ryder de manera magistral. En ese personaje, el dramaturgo nacido en Nueva York en 1915 y fallecido en 2007, identifica al falaz McCarthy que se enseñoreó de la mentira y la calumnia para convulsionar a un país. Miller escribió alrededor de 40 obras todas con un toque crítico y al recibir el premio español Príncipe de Asturias, ratificó sus compromisos.