"Entre los hombres, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz", que aunque la frase o apotegma, como usted quiera llamarle querido lector no es completamente de la autoría de Don Benito Juárez, ya que este personaje ilustre solo agregó la primera parte: ?Entre los hombres, como entre las naciones?, toda vez que el autor de ?el respeto al derecho ajeno es la paz?, fue Benjamín Constant, politólogo francés postrevolucionario, bien es aplicable para este análisis respecto al acto terrorista que hace dos semanas se perpetró en el semanario satírico Charlie Hebdo en Francia.

Y, ¿por qué escribir hasta este momento sobre este atentado terrorista?

Sentí de primera intención que cuando sucedió este lamentable suceso que el hablar del mismo no era de mi incumbencia, ya que además se tornaba un poco morboso hacerlo dadas las circunstancias y naturaleza, máxime que un servidor únicamente me limito a escribir sobre cuestiones de Derechos Humanos, jurídicas, de denuncia, y sobre todo que nos ocupe como mexicanos, pero en este caso hay algo muy importante detrás de esta tragedia, que es la libertad de expresión y sus consecuencias de la misma cuando no es llevado a buen puerto, o mejor dicho, bien estructurado, ya que en efecto, hay límites a esta prerrogativa a nivel mundial.

Por lo que hoy me hicieron favor de reflexionar respecto a tomar este tema como análisis tanto el periodista Pascal Beltrán del Río, como mi querido amigo Don Manolo Arriola que fue quien me hizo llegar la columna de Don Pascal en el periódico Excélsior, aunado a que el pasado lunes 12 de Enero en el programa de radio alternativa Norte Político que se transmite todos los lunes a las 21:30 horas por radiotwitteros.com con mi querido amigo conocido en el medio como "El Compa Marco" salió a relucir el tema.

La libertad de expresión si bien es cierto es un Derecho Humano con reconocimiento internacional y que se ha pugnado para hacerlo valer, ya que no debe ser objeto de inquisición alguna, hay que considerarse y no perder de visita que este derecho sí tiene restricciones en las leyes como bien lo apunta Pascal Beltrán del Río, es decir, no debe traspasar los límites del respeto que trasciendan incluso al desprestigio, por lo que no debe afectar a terceros, siendo el caso en concreto que el semanario satírico Charlie Hebdo al hacer burla al islam por medio de sus cartones contra el mismo, es por lo que consecuentemente, causó esta afectación directa, y por lo tanto quebrantó los limites que legalmente existen a la libertad de expresión.

No obstante lo anterior, es absolutamente reprobable la reacción terrorista y absolutamente fuera de lugar y nefasta por parte de los fanáticos islamistas contra este semanario satírico Charlie Hebdo (que bien se pudo haber evitado), ya que en nada se compara una burla "cartonista" que bien pudo haberse resuelto conforme a derecho, en "amigable composición" como decimos en el argot jurídico, incluso internacionalizando la situación sin derramamiento de sangre y mucho menos de inocentes; por lo que bien debe quedar como moraleja la frase con la que inicié esta columna.

Se vale la crítica, la denuncia, la opinión, la libre expresión y manifestación desde luego, pero sin trascender a la ofensa, a la burla ni a la difamación.