Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio. Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.
Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano.
Walt Whitman (1819-1892) Poeta estadounidense.
Qué difícil hablar de respeto cuando lo que piensan, sienten, hacen o son los demás no nos gusta.
Cuánto sufrimos por querer cambiar al otro. Cuánto tiempo perdemos en juzgar. Cuánto enojo, cuánto llanto, cuánta violencia se desata por no aceptar que el otro es diferente. nosotros. Todo lo que no se parece a lo nuestro, está mal, está fuera de lugar o no tiene fundamento. El otro no tiene nada verdadero, nada nuevo, nada bueno.
Qué forma tan grave de minimizar al otro, de juzgar, y de poner etiquetas como si nosotros tuviéramos la única y absoluta verdad.
Qué soberbios somos y qué poco humanitarios. Sabemos que al final de nuestros días no nos llevaremos nada, seamos quien seamos.
¿Cuántas atrocidades se han cometido y se siguen cometiendo por cualquier diferencia? Por color, por género, por religión, por clase social, por nivel económico, por el lugar de estudio o de trabajo.
Cuántas veces discriminamos, excluimos, apartamos e ignoramos a alguien, como si nosotros fuéramos de un mundo aparte.
Duele darnos cuenta de cuán intolerantes somos, de que muy fácilmente perdemos la paciencia ante otros, ante lo que nos desagrada, y no medimos nuestras palabras y no cuestionamos el origen de nuestro resentimiento ni a qué responden nuestras soberbias y arrogantes actitudes.
Sería bueno invertir menos tiempo en decir lo que deben o no hacer los demás, en decir lo que está bien y está mal y en querer controlar las vidas ajenas.
El estar pendiente de lo que hace "el otro" nos esclaviza, nos hace perder la tranquilidad, nos hace querer cambiarlo, educarlo, corregirlo, juzgarlo, castigarlo, etc.
Dejar al otro y dejar de estar al pendiente de lo que dice o hace, nos libera, nos devuelve la energía para utilizarla "en nosotros", y nos ofrece la oportunidad de vivir lo nuestro.
Dejar que cada uno vaya por el camino que deba de ir nos permite fluir con la vida.
Pensar que la vida es nuestra al igual que de otros. Ojalá que nuestro existir sea más ligero, viviendo y dejando vivir. ¡Buen fin de semana!