Los centros históricos de las ciudades grandes de nuestro país se han convertido en una gran apuesta por parte de los inversionistas y de los gobiernos Federal, Estatal y Municipal.
Hay ciudades que han rescatado y remodelado sus centros históricos y otras que los han dejado en el abandono.
Hace unos años la Ciudad de México fue un gran ejemplo para todos al darle sentido a su Centro Histórico, que pasó de ser un lugar sucio, peligroso y poco grato, a tener una transformación genial, en donde participó la inversión privada y en una conjunción con el gobierno de la ciudad, lograron en una primera etapa llenarlo de nuevos hoteles, restaurantes, museos, comercios y posteriormente de viviendas.
Esto es lo que hoy se tiene que hacer en la mayoría de los centros históricos de nuestro país.
Debemos explotar las maravillas arquitectónicas que tenemos, el color de las ciudades, la diversidad de estilos y los diferentes sabores que podemos encontrar al caminar nuestros centros históricos.
Un ejemplo de que se pueden hacer las cosas bien es Mazatlán, que ha logrado darle un realce maravilloso y nueva vida a su centro histórico.
Quéretaro, Zacatecas, Mérida, Durango, Puebla, Campeche, San Miguel de Allende, San Cristóbal de las casas, Tampico, San Luis Potosí, entre otros, son una muestra de que los Centros Históricos se pueden disfrutar y vivir.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) parece que finalmente está entendiendo su papel protagónico en esta transformación.
De Igual forma la UNESCO está participando activamente en México y el Banco Mundial está dando apoyos para que se logren los proyectos.
Hoy le queda la tarea a los Gobiernos Municipales, que tienen que ser los promotores, a los Gobiernos Estatales que deben de dar el Aval y al Gobierno Federal, que debe de ser el principal promotor. Sin embargo, no olvidemos, que los empresarios deben ser los que impulsen estos proyectos.
Sigamos trabajando en lograr que la modernidad no esté divorciada de la historia. Logremos que más centros históricos vuelvan a estar habitados, que fluya el comercio, que tengan turismo, pero sobre todo que conserven el sabor de antaño que nos hace únicos.
El autor es Presidente de las Americas de FIABCI https://elchochol.com/