“No hay espacio para endeudarse, el recurso de la deuda no existe”
Así lo mencionaron los especialistas en el foro de análisis político y económico que organizó el periódico El Financiero.
Comentaron que desde la perspectiva económica y de manejo de las finanzas públicas, al entorno le preocupan las decisiones que va a tener que tomar el presidente López Obrador, cuando se enfrente a la realidad de que el presupuesto público posible no es suficiente para llevar a cabo muchas de las acciones que ha prometido desde su campaña.
Los números no tienen corazón ni sentimientos; a lo más que se puede aspirar, es a torturarlos un poco, para que digan algunas mentiras, pero resultará inútil, pues al final del día, la realidad se impondrá sobre los buenos deseos.
Lo comento porque no la tienen nada fácil el próximo presidente y su equipo económico. Aun con el plan de austeridad; esperando que sea exitoso; y con el proyecto de combate a la corrupción; que también deseamos todos que tenga buenos resultados; difícilmente tendrá el nuevo gobierno dinero suficiente para llevar a cabo todas sus propuestas.
Los presupuestos ideales no existen, y mucho menos en un país como México, en donde la mayor parte de la población no paga los impuestos que le corresponde.
Y precisamente por eso es el temor de los analistas y del sector empresarial, porque ante la falta de recursos; aun después de haber implementado con éxito los programas de ahorro; solo hay dos opciones para el gobierno: pedir dinero prestado y/o aumentar los impuestos.
Pero resulta que la deuda ya no se puede aumentar, pues la administración del presidente Peña Nieto la dejará en un nivel límite, uno en donde apenas podrá ser manejada, cercana al 45% del PIB. Así que por este lado no hay solución, al menos no una viable ni suficiente.
El recurso sería entonces aumentar los impuestos y/o crear algunos nuevos, lo cual sería profundamente impopular y quizás hasta contraproducente, pues se podría detener el crecimiento de la economía o generarse más inflación, entre otros aspectos.
Un escenario como este, no le permitiría despegar con fuerza al próximo gobierno, sino que lo metería en muy serios problemas desde sus inicios.
Así que nomas queda la muy difícil solución que la realidad siempre le impone a todos los gobernantes del mundo: tener que establecer prioridades.
De ser el caso, significa que el presidente López Obrador tendrá que elegir muchas cosas que no va a poder hacer y deberá sacarlas de su plan de trabajo, con el costo político y social que eso conllevaría, por las altísimas expectativas que siempre ha generado.
No son malos deseos para el próximo presidente, sino simplemente la realidad de un país muy complejo y prácticamente imposible de gobernar, al menos en su totalidad. México es muchos méxicos.
Como ciudadanos nos toca entender que no todo lo prometido podrá volverse realidad, sino que habrá prioridades, y que el presupuesto es una cobija que no alcanza para cubrirnos a todos, por mucho que le adhieran algunos pedazos y le recorten los excesos.
¡Qué difícil trabajo para el próximo Secretario de Hacienda! Imaginémonos en sus zapatos, una vez sentado en la silla, dándose cuenta de que no todo se hace mal, de que no todo está tan mal como creían, de que mucha de la información que les daban es verídica, y de que mucha de la información que creían tener son solo prejuicios de adversarios.
Gobernar es mucho más difícil que ser oposición y antisistema. ¡Qué difícil tener que ir a decirle al Presidente y a todo el proyecto en general, que mucho de lo pensado no se podrá hacer, que habrá que escoger y enfocarse en pocas cosas!
Ojalá que haya madurez y estatura política para entender y para establecer las prioridades, y ojalá que también tengamos madurez ciudadana para entender que esa es la realidad, que no podrá lograr todo, y que debemos de apoyar al próximo gobierno.
Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.
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