El cañonazo que propinó Morena a los partidos tradicionales en 2018 fue tremendo, tan extremo que de haber durado la elección un mes más probablemente hubieran perdido el registro el PRD, Movimiento Ciudadano y el Partido Verde. Hubiera dejado muy mal herido al PRI que del 13.5% que obtuvo en la elección presidencial quizá hubiese conseguido solo un porcentaje de un dígito y el PAN del 17.66% hubiera caído quizá a 12% o 13%.

La señal es clara y los partidos que no lo entiendan de aquí al 2021 y a lo sumo 2024 desaparecerán de la arena política nacional al menos. Difícilmente desaparecería el PRI y el PAN en el ámbito estatal pues tienen fuerte presencia en algunos municipios y estados del país que les permitiría sobrevivir y a la larga conseguir de nuevo su registro nacional. La señal es que la ciudadanía está cansada o tremendamente cansada de los partidos tradicionales. Antes el partido más odiado era el PRI pero en poco más de 20 años se dieron alternancias en casi todos los estados y en una gran cantidad de municipios y los cambios no se dieron provocando molestia entre el electorado con todos los partidos hasta ese entonces existentes.

Cabe recordar que los mexicanos esperamos con ansia la alternancia en la presidencia como ocurrió en el 2000 pero la felicidad duró poco, pues el PAN con Vicente Fox se dedicaron a apropiarse de la maquinaria priísta en lugar de destruirla y buscaron a toda costa adueñarse del país con la misión de quedarse un largo periodo al estilo PRI solo que no les fue posible en gran medida por la llegada a la arena política nacional de Andrés Manuel López Obrador que rápidamente hizo que la oposición lo respaldara y las izquierdas se unieran en torno a él en las elecciones del 2006 aunque no le fue suficiente para arrebatar al PAN la presidencia al menos democráticamente.

En 2012 los mexicanos cansados y desilusionados en la docena panista decidieron voltear al pasado y recordar que con el PRI si bien robaban también dejaban robar o que eran tranzas, pero sabían gobernar. Por eso le dieron el triunfo a Enrique Peña Nieto por más de 3,000,000 de votos sobre AMLO aunque de nuevo durante todo ese sexenio se vivió una corrupción desmedida a niveles nunca vistos. Más de una veintena de gobernadores y ex gobernadores principalmente de extracción priísta vaciaron las arcas de sus estados incluyendo préstamos que nunca fueron aplicados para lo que fueron requeridos provocaron una seria crisis de gobernabilidad en el país. El PRI y Peña Nieto a principios de sexenio presumieron con bombo y platillo a la nueva generación o el relevo generacional del PRI que resultó peor que sus predecesores.

La salpicadera de corrupción no solo cayó en el PRI, PAN y PRD sino también en Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, PT y decenas de partidos locales que resultaron ser unos parásitos que se prendieron en la yugular del presupuesto federal o local para vivir de él como ladillas, piojos o garrapatas.

En las elecciones del 2021 veremos nuevos partidos políticos que tendrán la posibilidad de arrebatar aún más militancia y fuerza a los partidos actuales pues en estos momentos los únicos partidos que tienen asegurado el aparecer en las boletas del 2024 son Morena, PAN y PRI. Esto debido a que, si bien tuvieron malos resultados en 2018, tienen fuerza local, por ejemplo, el PRI tiene 13 gubernaturas y el PAN tiene 11. Existe la posibilidad de que nazca el Partido México Libre de la familia Calderón-Zavala que puede erosionar bastante al PAN, el Partido Colosista puede hacer lo suyo con el PRI y Morena junto con el Partido Blanco y el Partido Redes Sociales pueden finiquitar al PRD que no ha hecho esfuerzo alguno por revivir o al menos hacer la lucha por no desaparecer.

Los otros partidos que pueden salvarse son el Movimiento Ciudadano pues con la gubernatura de Jalisco que tienen es suficiente para obtener el 3% que solicita el INE. Lo mismo sucederá con el PES que en 2018 ganó la gubernatura de Morelos solo que perdió el registro y está en proceso de buscar el registro de nuevo solo que el actual gobernador Cuauhtémoc Blanco también tiene su proyecto personal de crear el Partido Blanco, en ese caso Morelos sería gobernado por dicho partido. El Partido Verde está a salvo, pues ya pactó con AMLO y Morena.

Los partidos que están prácticamente condenados son el PRD y el PT, pues el primero fue aniquilado por Morena que se llevó a casi toda su estructura y militancia y el segundo se ha desdibujado al estar tan pegado a Morena que hasta su propia militancia votaría primero por el partido lópezobradorista que por el suyo.

Estamos ante la posibilidad de ver nuevos actores políticos a corto plazo. La competencia siempre es sana y el nacimiento de nuevos partidos en ningún momento implica mayor gasto para los mexicanos, pues el presupuesto es el mismo solo que se divide entre más partidos. A México le urge que nuestro sistema político se limpie, pues en el ámbito político se continúa con el reciclaje de políticos que brincan de un partido a otro sin empacho alguno o bien de un cargo a otro.