No habían dejado de humear los cadáveres calcinados de la gobernadora de Puebla, Martha Ericka Alonso y de su esposo, el senador Rafael Moreno Valle, y la ultraderecha panista ya vociferaba en todos los micrófonos y tribunas a su alcance para atacar al gobierno del Presidente López Obrador.
Ni las más elementales formas guardaron los panistas poblanos, encabezados por un deleznable personaje de reparto llamado Luis Banck Serrato, quien en el colmo de lo grotesco quiso relacionar, en su discurso en pleno funeral, la pasada contienda electoral poblana con el fatal accidente, al referirse a “las agresiones” de que fue objeto la gobernadora -¿por parte de quién, de AMLO?- como si tales inexistentes agresiones hubieran sido la causa de la caída de la aeronave.
Pero lo que creímos simple verborrea producto de la consternación ante lo ocurrido, resultó ser parte de toda una estrategia electorera y miserable por parte de los dirigentes del PAN nacional y poblano, para quienes apenas caído el helicóptero se re-inauguró la campaña por la gubernatura que dejó vacante Martha Ericka Alonso. Fue nauseabundo atestiguar que mientras fingían rendir “homenaje” a sus dos pseudo mártires, los panistas en realidad estaban operando políticamente ¡en pleno acto luctuoso! para conseguir un doble objetivo; el primero, golpear mediáticamente al gobierno de López Obrador exacerbando el odio de sus militantes para ni más ni menos que culpar a AMLO de la tragedia; y el segundo, instalar de pasadita el argumento de que la gubernatura “debe quedar en manos de un panista”, como se atrevió a decir el líder del PAN Marko Cortés. ¡Y que chingue a su madre la democracia! ¿Al diablo las instituciones?
El operador estrella de esta faramalla vomitiva fue Javier Lozano Alarcón, uno de los más siniestros y despreciables actores políticos poblanos. Lozano, conocido por ser leal sólo a sus intereses, lo mismo ha sido priísta que panista, partido este último donde aún milita aunque en la pasada campaña presidencial traicionó a su propio candidato para apoyar a José Antonio Meade, del PRI.
En los videos del funeral del matrimonio Moreno Valle puede verse a Javier Lozano, medio escondido entre los asistentes, llevarse la mano a la boca en un gesto extraño, que es replicado por otro de los panistas colocado unos metros más a su derecha. De acuerdo con algunas versiones, este gesto fue la señal convenida para que decenas de personas -que no se sabe si eran militantes del PAN o simples acarreados- comenzaran a abuchear a la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, representante personal de AMLO en la ceremonia. De forma totalmente miserable y grosera, le gritaron “¡asesina!” y exigieron “¡justicia!” como si se tratara de un atentado y no de un accidente lamentable pero fortuito.
Si tales versiones son ciertas, no sorprendería de Lozano esa conducta vil y canalla. El ex senador y eterno suspirante a gobernador de Puebla tiene una bien ganada fama de porro madreador del panismo, que a la menor oportunidad avienta el trancazo descontonero…eso sí, verbal y de lejecitos, por si las moscas.
Lo que muchos se preguntan luego de ver a Lozano Alarcón comportarse como un patán en el sepelio de sus “amigos” es: ¿tendrá algún interés en participar en la sucesión de Martha Ericka? ¿Será por eso que lo hemos visto tan activo declarando y lanzando ataques contra Morena y el Presidente?.
¿Qué opina usted, amigo lector?