Se divulgaron dos videos de reciente creación en redes acerca de un ríspido intercambio de ideas entre las senadoras Marybel Villegas Canché y Mayuli Martínez Simón: en tribuna, ambas fijaron postura sobre la inseguridad en Quintana Roo, aunque el trasfondo de tales diferencias evidentemente son de índole político-partidista.

En múltiples asuntos no han coincidido, aun cuando podría haber más razones y motivos para unir esfuerzos, que las diferencias naturales ya exacerbadas, pues la que ahora representa a Morena (antes del PRI, PAN y PRD) achaca problemáticas que otrora calló; mientras que la de Acción Nacional defiende una tesis que ha permeado en la sociedad quintanarroense: “la seguridad es tarea de todos”.

En la línea anterior radica el desencuentro: primero, Villegas propuso un punto de acuerdo de urgente y obvia resolución para exhortar al Gobierno de Carlos Joaquín, a la Fiscalía estatal y a su Secretaría de Seguridad Pública, a tomar medidas contra los asesinatos de mujeres, aunque exentando a los gobiernos municipales; sobre todo a los de su partido, como Benito Juárez y Solidaridad, los dos que ostentan las incidencias más altas.

Poco después, Martínez Simón reviró con cifras y datos. Fue una cátedra en los mismos siete minutos: bien plantada, respetuosa en los términos, precisa en los conceptos y clara en el mensaje. Eso, sin desconocer lo que ha disparado las alarmas en ciertos sectores.

Lo que ignoraba Marybel hasta ese momento era que, precisamente por esas horas, el gobernador Carlos Joaquín preparaba su primera intervención en cadena estatal para anunciar un plan de 10 ejes en la materia; en esencia, en ese programa plasma lo que la quejosa alegaba en horas previas en uno de los estrados más importantes de la nación.

Lo de Joaquín González fue en otro contexto -sin alusión al tema en cuestión-; sin embargo, obliga a replantear los reclamos en torno a una supuesta falta de acciones o una insuficiente coordinación con los otros poderes o niveles. Así, el discurso de Marybel quedó desfasado al instante.

Más allá de todo lo anterior, debe insistirse en la necesidad de trabajar sin mirar los colores partidistas. Sin protagonismos ni rencores añejos. El ejemplo lo dio semanas antes el mismo coordinador general de delegados, Arturo Abreu Marín, quien les jaló las orejas a los que no colaboran en esta etapa crucial para consolidar los avances. Dicho recado, por supuesto, también fue para ella.