En las elecciones actuales vemos constantemente hablar sobre el “voto útil” pero en realidad muchas personas no saben con exactitud a qué se refieren al decir esto. Para ser sinceros el voto útil a mi parecer es desmeritar la democracia y tus propias convicciones, debido a que al hacer esto no votas por la opción que más te convence o la alternativa que defiende o muestra más tus valores o convicciones sino que votas por la opción menos mala, es decir, eliges para que gobierne tu país a cualquier opción que vaya abajo del puntero, aunque esto signifique elegir a alguien que no te convence por completo.
Las elecciones del 2018, se conformaron por partidos con alianzas políticas opuestas y extremistas que sin duda alguna, el principio o los valores iniciales de cada una de ellas chocaban completamente con los ideales de las otras, por lo que eso aumenta el descontento y la incertidumbre sobre por qué rumbo se dirigirá el país y por supuesto, aumenta la duda sobre qué partido o qué político se ajusta más a las necesidades de cada uno y a sus principios.
Es difícil saber qué decisión tomar cuando el puntero de las elecciones no te convence al 100% y la segunda opción tampoco, entonces, ¿Lo mejor es votar por el menos peor? La respuesta a mi parecer es NO. Creo que parte de la democracia es votar por la opción que más te convence, si todos dejáramos de analizar y checar encuestas todo el tiempo, haríamos un voto informado pero sobre todo convencido, lo cual, me parece fundamental en la participación democrática del ciudadano.
Quizá el voto útil no sea la opción, pero tal vez existan nuevas fórmulas o estrategias que ayuden a encontrar una solución para que no tengan que ocurrir este tipo de métodos que hace 18 años posiblemente sí funcionaron porque el objetivo era claro, sacar al PRI y darle una oportunidad al Partido Acción Nacional (PAN), con Vicente Fox en la presidente pero no por eso, significa que en la actualidad deba o debería de ocurrir algo similar.
Actualmente el candidato a la presidencia Ricardo Anaya, promueve mucho el voto útil, pero se le olvida que por algo va en segundo lugar y que él quizá tampoco sea la solución. Nadie es la solución por completo, pero a algunos les creemos más que a otros o quizá algunos hicieron mejor su campaña y tienen mejores tácticas de persuasión o menos errores cometidos en el historial de su carrera política.
Al final de cuentas, en este artículo no intento convencer a nadie que vote por ningún candidato en específico y tampoco busco satanizar o enjuiciar a la persona que crea que la mejor opción es realizar el voto útil, pero en realidad sí creo que todos los ciudadanos deberíamos de votar por un candidato que sí le creamos, que sí nos identifiquemos y sobre todo que sí queramos en la presidencia y no solo votemos por él por ser el menos peor que el puntero de las encuestas.
Si todos votáramos por el candidato que más nos convence sin importar las encuestas, tal vez los lugares de preferencias se invertirían o cambiarían o quizá se mantengan igual pero por lo menos cada ciudadano sabría que votó con plena conciencia sin traicionar sus ideales y sus preferencias.