Si el propósito original de Morena era ganar la presidencia de la República y la mayoría en las cámaras del Congreso, hizo bien en llamar a personas y grupos que nada tenían que ver con la izquierda. El olfato político de éstos y la derrota personal que arrastraban, les hizo dar un salto a Morena que ya pintaba como la fuerza política que podía ganar la elección. Sería injusto afirmar que muchos de esos chapulines, ahora convertidos en personajes del deshonor y la traición, llegaron por sí mismos al partido. Una buena parte de ellos fue invitada exprofeso por quienes en ese momento decidían las políticas y eran los estrategas electorales. Con esa idea, se les incorporó, sin más, pensando que iban a potenciar el voto a favor de nuestro proyecto. No trabajaron, simplemente los hicieron candidatos a puestos partidistas o a encargos de representación popular en todos los niveles. Ellos con los privilegios, los cuadros y la militancia, con el trabajo.
¿Aportaron votos, confianza y contribuyeron para sacar adelante el proyecto de la cuarta transformación? Algunas personas y grupos si, no muchos, por cierto. Los demás llegaron, sin fuerza alguna, sin entender el sentido de nuestra propuesta política, pero eso sí, estaban listos para llenarnos de vergüenza. Fue la participación de la mayoría del pueblo, la que empujó el triunfo político, a partir del liderazgo y la cercanía que AMLO había venido cultivando con él desde décadas atrás. Estos personajes que se metieron por la ventana a la Coalición, pronto enseñaron el cobre, nunca presentaron iniciativas de ley, no volvieron a sus distritos, se convirtieron en levanta dedos y los más, se dedicaron a hacer crecer sus relaciones y contactos para seguir en la nómina de los que cobran, pero no trabajan. Mientras, la militancia sin recursos y a costa de sus tiempos, les construía la plataforma para que, orondos y casquivanos, se pasearan sin problemas por los recovecos de la política.
No pasó mucho tiempo para que, a esa gente, la mayoría, les reventara la corrupción y el arribismo que llevaban dentro. Se hicieron de negocios particulares, hincharon sus bolsillos con recursos públicos, pusieron a sus familiares y amigos como Servidores de la Nación, y sin haber jugado un papel decoroso como parlamentarios, funcionarios públicos o dirigentes del partido, pusieron a funcionar sus relaciones políticas y sus clientelas personales con la expresa idea de seguir medrando al amparo del poder y de los recursos del erario. En las últimas semanas, los medios de comunicación y la mayoría de los chayoteros pusieron en circulación millones de líneas ágata con el deliberado propósito de desacreditar a Morena por las traiciones de personajes como Yeidkol, Lilly Téllez, Germán Martínez, Jaime Bonilla, Miguel Barbosa y otros camajanes al servicio de los derechosos o cooptados por los restos del PRIAN.
Habilidosos y pragmáticos como son, ninguno adelantó su disposición de apoyar al candidato de la izquierda opositora hasta estar convencidos que no darían pasos en falso. Para hacerlo sin riesgos esperaron a estar seguros de que AMLO sería el ganador de la contienda. Vista la tendencia, los zopilotes de la política se acercaron a los machuchones del partido para ver en qué espacios los colocaban. Fue tal el maridaje que se puso en práctica que los susodichos, no fueron incorporados al trabajo, a la organización de la actividad electoral, no hicieron fila ni mérito alguno. De inmediato fueron colocados como candidatos a diputados federales y locales, senadores, a presidentes municipales, a alcaldes o a dirigentes del partido. ¡Muchos lograron lo que querían! Después de dos años decenas de ellos pasean su ignorancia y el deshonor por los corrillos de las oficinas públicas o de Morena, en busca de más relaciones políticas para seguir pegados al poder. Otros piensan que la insidiosa campaña en contra del proyecto de la 4T y en particular contra el presidente, va a llevar al partido y a sus aliados a perder las elecciones en el 2021 o en el 2024. Esta es la razón por la cual muchos ambiciosos ya se andan repegando a las fuerzas de la derecha para que, como ratas, puedan brincar a otro barco que les permita seguir viviendo del poder como lo hicieron en Morena.
Lamento decirles que sus cálculos se pueden caer. A la militancia y al pueblo no les gustan los traidores, siempre les han hecho daño a los proyectos democráticos y al país. Si de algo pueden criticar a las bases de Morena, es haber sido demasiado tolerantes con ellos. Pero la neta, ya nos llenaron el buche. Los que votamos por la 4T tenemos el compromiso de sacar adelante este proyecto así tengamos que exhibir o cerrarles la puerta a todos los que están deshonrando y traicionando la confianza del partido y del pueblo. La militancia se activa en busca de un partido con futuro, y éste, lo vamos a construir con el apoyo del pueblo, lo pondremos en acción y barreremos la basura que aún queda en el camino.
Millones de ciudadanos, militantes y amigos del partido tomaremos en nuestras manos la lucha por apoyar el proyecto de gobierno que más de treinta millones de personas pusimos en manos del presidente. La tolerancia ilimitada de la mayoría de las bases, no ha sido entendida por los dirigentes de Morena. ¡A oídos sordos, acción desplegada! ¡Ya basta de pretextos! La inmovilidad, la traición y las trácalas de nuestros adversarios internos le están haciendo mucho daño al partido. Premiados por una dirección que nombramos para acabar con estas arañas, es contrario a no mentir, no robar y no traicionar. Exigimos que se atienda a la militancia, que se recojan sus exigencias, se acabe con el oportunismo, se ponga un hasta aquí a las traiciones y se convierta al partido en el sostén de su propio proyecto.