El ingeniero civil Enrique Alfaro acabó por enredarse en sus propias y muy contradictorias declaraciones de los últimos días, lo que es comprensible porque se producen en medio de movilizaciones ciudadanas crecientes y pacíficas contra las arbitrariedades de los cuerpos policiacos municipales y de Jalisco, el estado que gobierna aliado al cacicazgo de la Universidad de Guadalajara; también por el lenguaje provocador e irresponsable que usó en semanas recientes.
Primero el modesto gobernador se declaró seleccionado por el arquitecto del Universo: “Dios había decidido que me tocara estar al frente de esta crisis en mi estado por alguna razón y entendí que no nos iba a dejar solos”. En el mismo mensaje pendejeó a los que mal gobierna desde el 6 de diciembre de 2018, después de presidir Guadalajara y Tlajomulco de Zúñiga: “Es por ellos, por nuestros hijos, por nuestros padres, por los que amamos… Es por la gente consciente que cumple con su responsabilidad y también por los pendejos que siguen sin entender.” Y enseguida decretó el uso del cubrebocas so pena de multas y cárcel “para los que se pasen de listos”.
Con este lenguaje, pésima dicción y una presencia física que favorece a los Hernández, Helio Flores, Fisgón, Rocha y Helguera, resulta normal la existencia del clima propicio para que se cometiera el asesinato del joven obrero Giovanni López por la brutalidad policiaca en Ixtlahuacán de los Membrillos.
Alfaro Ramírez esperó un mes, nada más, para pronunciarse sobre un hecho ominoso y olvidó un detalle, verse en el espejo del afroestadunidense George Floyd, asesinado por asfixia ante testigos en Minneapolis, Minnesota, crimen que estremece a un centenar de ciudades estadunidenses y decenas europeas, pues los excesos policiacos racistas están a la orden del día en USA y Europa. Y en Guadalajara también porque Giovanni era albañil y no precisamente güerito.
Lo único que se le ocurrió al socio político de Dante Delgado y su Movimiento Ciudadano fue responsabilizar al presidente Andrés Manuel en el lenguaje característico de hace medio siglo: Los manifestantes son infiltrados foráneos que responden a “intereses construidos desde la Ciudad de México, desde los sótanos del poder”. La categórica reacción presidencial mostró malestar inconfundible: “¿Por qué dice ‘el presidente de la república’?” “¿Por qué me pide a mí que yo no intervenga con mi partido si yo actúo de forma responsable? Yo no soy dirigente del partido, no soy jefe de grupo, de pandilla, soy representante del Estado mexicano. Y reculó el gobernador, pero en el equivocado tonito de perdonavidas.
Alfaro juró: “Sigo creyendo que él (López Obrador) es una gente de bien, que él no está dando estas instrucciones, pero también le digo con claridad al presidente de México que su gente cercana, que gente de su gobierno y gente de su partido está apostando a la violencia como una ruta para mantener el poder, para seguir cuidando sus intereses y sus agendas personales”. Y AMLO le pidió que no se retracte.
Mas lo que surgen son manifestantes que se multiplican y actúan en forma pacífica a pesar de los llamados disuasivos de Alfaro a no asistir; familiares y vecinos de Giovanni exhiben la brutalidad policiaca criminal, padecida también por ciudadanos detenidos por civiles armados y conducidos a casas de seguridad en las que fueron maltratados en Guadalajara y un gobernador desesperado por responsabilizar de su incapacidad a los adversarios y hasta al crimen organizado, ambos interesados en “desestabilizar Jalisco” sin asumir que su verborrea intolerante genera irritación ciudadana con el fiscal “autónomo” Gerardo Octavio Solís Gómez quien como procurador general panista destacó durante la represión indiscriminada contra manifestantes en 2004 y ahora como fiscal General de Jalisco. Ambos, Alfaro y Solís, emiten elogios mutuos como si los actos represivos fueran un relato de ciencia ficción.
Acuse de recibo
Escribió Ricardo Raphael en Proceso (4-V-20): “Extraño el rayito de esperanza”. Lo dudo mucho porque cuando López Obrador se autoproclamó en aquellos términos en el Zócalo capitalino, Ricardo formaba parte de la dirigencia del partido fundado por Gilberto Rincón Gallardo. Dice RR: “La crisis del coronavirus puede ser una oportunidad para ganarlo todo pero también para perderlo todo. No pierda de vista que la demonización del adversario conduce irremediablemente a que todos nos convirtamos en demonio.”… No hay absolutos y esto lo sabe bien el analista, y pregunto por qué no se ocupa también de los comentócratas que un día sí y otro también, demonizan al presidente con cualquier motivo… De Manú Dornbierer a Carmen Aristegui: “La foto que sacas de la apertura de tantas tumbas en Acapulco va a causar pánico. La alcaldesa Adela Román Ocampo quiere detener todo en el puerto y dicen que es un modo de sacar dinero. Sería bueno que investigaras, es de Morena pero de la gente falsa que se les coló. El anterior alcalde Evodio Velázquez Aguirre, del PRD, dejó las arcas vacías y el médico que tenía en Salud, un tal doctor Eger Gerardo Gálvez, cuñado de Félix Salgado Macedonio, a su vez dejó el sector salud en lamentable estado. Ahora Adela al parecer, busca dinero por lo de la pandemia “cavando tumbas en El Palmar”.
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