Cada quien habla como le va en la feria.

Refrán popular

honesto, ta<br>Del lat. honestus.<br>1. adj. Decente o decoroso.<br>2. adj. Recatado, pudoroso.<br>3. adj. Razonable, justo.<br>4. adj. Probo, recto, honrado.

RAE

capaz<br>Del lat. capax, -ācis.<br>1. adj. Que tiene ámbito o espacio suficiente para recibir o contener en sí otra cosa.<br>2. adj. Grande o espacioso.<br>3. adj. Apto, con talento o cualidades para algo.<br>4. adj. Que puede realizar la acción que se expresa.<br>5. adj. Dicho de una persona: Que se atreve a algo.<br>6. adj. Der. Apto para ejercer personalmente un derecho y el cumplimiento de una obligación.<br>7. adj. coloq. Am. Posible o probable. Es capaz que llueva.<br>8. adv. coloq. Am. Quizá o tal vez. Capaz que le gustó. Capaz vuelva

RAE

Es indudable, AMLO sabe poner asuntos controvertidos en el centro del debate público. Su ocurrencia del “90% honestidad; 10% capacidad” no sería más que eso, una ocurrencia —claro, de gran contenido polémico—, si no fuera porque tiene muchos e importantes trasfondos que me temo no están siendo trazados correctamente, esto es, analizados por la población, expertos y formadores de opinión (empezando por el propio mandatario).

Este es un asunto en que uno se pronuncia desde el cristal con que se mira, pero sin poder estar en desacuerdo con que lo ideal es que los servidores públicos (y la gente en general) sean tanto honestos COMO preparados, así como que la postura externada por López Obrador es inadecuada (tan inadecuada que su propio equipo inmediato y gabinete ampliado está plagado de funcionarios que estudiaron en el extranjero).

Una visión contraproducente, adicionalmente, porque la forma en que lo plantea el presidente López Obrador abona a la polarización y resentimiento social. E irresponsable al dar a entender que los que estudian en el exterior es gente con más recursos (¿olvida que un porcentaje importante de las becas para estudiar en el exterior se otorgan a jóvenes mexicanos que, además de capaces, son de escasos recursos; y que esa es una manera —a veces la única— de movilidad social?) y que, por lo mismo, son personas tendientes a ser más corruptas a pesar de sus mayores conocimientos. Nada más falaz.

Pero más allá de eso, la verdad es que Harvard y anexas sí han “fallado” (y no se salvan tampoco las instituciones nacionales, desde la UNAM, pasando por el TEC y terminando por el ITAM). Eso además de que los estudiantes (luego profesionistas) y el gobierno y la sociedad, todos, le han quedado a deber a México.

Para empezar, muchas de los egresados, particularmente de las ciencias técnicas y exactas, no regresan a ejercer a nuestro país. Las razones son muchas y evidentemente no todas adjudicables al mismo universitario. Por otra parte, si reflexionamos seriamente sobre lo que han aportado los exbecarios del Estado mexicano al ámbito de la administración pública, las cifras empiezan a yo no ser tan contundentes...

¿En qué han mejorando las políticas públicas y el país con la avalancha de becarios que estudiaron en el extranjero en las últimas décadas? Yo creo que la mayoría han (hemos) aportado mucho, pero se han dado casos muy negativos que cobraron enorme relevancia y que han hecho mucho más mal que bien al desarrollo nacional. Desafortunadamente ellos han contado más que proporcionalmente.

¿Con esto quiero decir que estábamos mejor cuando nos gobernaban los graduados de Derecho de la Universidad Nacional? ¿O esa otra “familia”, la revolucionaria, que les precedió? No, en lo absoluto.

Podemos dar por hecho, sin temor a equivocarnos, que desde que llegaron(mos) los tecnócratas, 99 por ciento se han desempeñado de manera más que honorable. Pero es el uno por ciento el que ha dado pie a abrir una veta de discusión; un tema que hoy explota el ejecutivo federal y que ha calado socialmente. Un flanco débil que ha enlodado lo demás y que, por lo mismo, debe ser motivo para llevar a cabo una reflexión social y unos estudios más profundos en la materia. Ello para encontrar medidas que nos permitan evitar esos casos y mejorar, en cambio, los efectos más positivos que tiene para el devenir nacional el haber estudiado en el extranjero. Hay muchos; vale la pena hacerlo.