Y para subir<br>Haz que los demás hablen de ti<br>Es preferible a ser invisible, aquí<br>Te cambio ese secreto, por una promesa<br>Que yo no digo más que la verdad<br>Quiero, quiero yo quiero ser alguien<br>Más que nada más que nadie<br>Que todos sepan de mí<br>Quiero que me envidien, que me llamen<br>Que me odien, que me amen<br>Que todos sepan de mí.<br>
Paty Cantú
No es nuevo. Andrés Manuel candidato eterno; le gusta, sabe estar en campaña. Prende a la gente. Si es necesario, baja el vidrio y da la mano; besa personas y hace como que si escuchara embelesado.
Cuando habla se transporta. Y si no recorrió las zonas inundadas de Tabasco (no quiso mojarse los zapatos), en general sí puede empaparse o aguantar el inclemente sol cuando se trata de proselitismo.
Más de 20 años haciendo eso no le bastan. Ahora, en las elecciones federales intermedias, estando él en la Presidencia, vuelve a las andadas. Bueno, lo de volver es un decir: ¿alguna vez lo dejó?
Y es que hay que recuperar el tiempo perdido, no la gobernanza, esa que siga perdida. Recordarle a la gente que Morena es él. Que tienen que votar por su partido, por su proyecto, para que la 4T termine de cuajar...
Nos sale con un: “ya no pude más y tuve que bajar la ventana para saludar”. Frase más que estudiada. Ello a sabiendas de que no se debe tener contacto físico con las personas durante la pandemia. Comportándose como un niño (ese que todos llevamos dentro) y no como el presidente de nuestra nación.
Pero la campaña, no nos hagamos, en realidad ha sido continua. A casi tres años de gobierno, el mandatario y todo su séquito siguen culpando de todos los males a la mafia del poder, a los enemigos invisibles, a la corrupción (siempre mentada, nunca confirmada). Vender infinitamente (y nunca lograrlo) un avión, salir a macanear, arreglar estadios de beisbol y amenazar a jueces que cumplen con su deber —y no con su capricho—, es básicamente el resumen de lo que va de su gestión.
Porque, sin gobierno ni propuestas de política pública verdaderas (que no programas clientelares, esos sobran), ¿qué es lo que queda de este lapso? Solo la eterna campaña.
¿Qué la pandemia golpeó de forma inmisericorde? Sí. Él fue el primero en decir que nos abrazáramos porque no pasaba nada. ¿O ya se nos olvida? Ahora promete que estaremos todos vacunados antes de la tercera ola... ¡Vaya tomadura de pelo! (¿o debo decir de votos?).
La tercera ola llegará de la mano (y encimada a una curva que nunca se aplanó) a las vacaciones de Semana Santa, ya que ni siquiera para entonces el cinco por ciento de la población mexicana estará completamente vacunada.
¿Qué la economía está en su peor momento en los últimos 30 años? No pasa nada, hay préstamos fabulosos por parte de Bancomext para algunos consorcios empresariales (pocos, muy pocos). Para el resto, exigir el continuar con el pago de impuestos, de seguridad social, con el no despedir empleados. ¿Un programa comprensivo de apoyo para el sector productivo y para los contribuyentes cumplidos de este país? ¿Qué es eso?
En todo el mundo, el primer grupo de la población que fue/ha sido vacunado es el personal de salud y asociados. En México, eso poco o nada importa. Todos aquellos que trabajan en el sector privado (desde quienes recogen la basura tóxica, pasando por mayoras de cocina, los que están en el sector de preparación de alimentos, médicos, enfermeras, camilleros, personal de laboratorio, terapeutas, etcétera) no han podido acceder a la vacuna. La 4T no los considera personal en riesgo. Vamos, ni siquiera la totalidad del personal de salud que trabaja en el sector público ha sido inoculado. Las prioridades, al igual que las de AMLO, se basan en razones de votos, no de vidas humanas.
Las vacunas: botín político. Se conoce que no hay forma de que otro actor las introduzca a México. En la mañanera se dijo que sí se autorizaba hacerlo, pero se tiene a la Cofepris haciéndola de ‘perro guardián’ para impedirlo.
Por si lo anterior fuese poco, el presidente López Obrador lanza un nuevo acto de campaña: aumenta la pensión para las personas de la tercera edad. Sí, en pleno proceso electoral; a menos de tres meses de los comicios. La máxima autoridad de la nación vuelve dichos derechos (el voto y la pensión) en monedas de cambio.
Alguien se encuentra en plena campaña. Requiere votos y mantener a como dé lugar el control del Congreso. Y es que hay que continuar horadando las instituciones del país.
La pandemia ‘como anillo al dedo’ y su proselitismo consigue más enfermos. AMLO en campaña este fin de semana; otra más.