Desconfía de la persona que lo ve todo bien, y de aquel que lo ve todo mal.<br>
Johann Kaspar Lavater
No niego los derechos de la democracia; pero no me hago ilusiones respecto al uso que se hará de esos derechos mientras escasee la sabiduría y abunde el orgullo.<br><br><br>
Henri Frédéric Amiel
Durante poco más de un año, escasos son los eventos que han hecho que Andrés Manuel tenga que modificar su discurso (aunque ello no implique cambiarlo de fondo). La crisis que se vive en el país por falta de medicinas, especialmente para los enfermos oncológicos, es uno de esos casos. Nadie ha quedado indiferente al clamor de los padres llevando a sus hijos enfermos a tomar vialidades del aeropuerto capitalino o a postrarse a la puerta de Palacio Nacional. Pero en lo que no parece ponerse de acuerdo la ciudadanía es en las razones que ocasionaron este problema.
Los números de AMLOVEmetrics
La encuesta AMLOVEmetrics levantada el sábado pasado así lo refleja. Un 45.4% de los encuestados considera que la falta de medicinas se debe a que productores, proveedores e intermediarios se resisten a la forma de gobernar de la 4T, donde se castiga la corrupción. Por otro lado, un 22.1% considera que la situación no es crítica, pero que si se lee de esa manera es porque ha sido magnificada por los medios de comunicación. El 32.5% restante considera que la escasez de medicamentos se debe a una mala administración por parte del gobierno federal.
Los números arrojados dicen muchas cosas. Lo primero es la importancia que la ciudadanía le sigue concediendo al interés de López Obrador de combatir frontalmente la corrupción. Casi la mitad de los entrevistados señalan a los proveedores (sean laboratorios, distribuidores o directivos) como culpables de la crisis que se vive en salud. Si sumáramos a los que creen que el problema es mayor a raíz de una campaña dictada por la prensa, tendríamos un 67.5% de encuestados que perciben el problema fuera del ámbito de culpabilidad de la 4T. Este porcentaje se asemeja mucho a los niveles de aprobación general que sigue gozando López Obrador y que han dado a conocer tanto AMLOVEmetrics, como otros espacios (Reforma, El Financiero, entre ellos).
Se manifiesta la desconfianza
Pero para quien quiera echar las campanas al vuelo por parte de la 4T, debe entender que la ciudadanía sí percibe un problema real: el desabasto de medicamentos, mismo que negó en un principio el propio gobierno federal. Tanto los que consideran a la administración lopezobradorista como culpable, como quienes señalan a los proveedores, se tiene que un abrumador 77.9% de la población ve la existencia de un problema que previamente no se manifestaba (al menos no de esas proporciones).
Esta situación ha hecho que la 4T virara de no reconocer el problema a hacerle frente. Lo mismo ocurrió en dos ocasiones previas: con el desabasto de la gasolina (incluyendo el combate al huachicol y la explosión en Tlahuelilpan) y a raíz del culiacanazo.
Así, es la tercera vez en que el discurso de la 4T tiene que modificarse para aceptar, primero, y hacer frente, después, a una dificultad no prevista.
Comienza a darse, así, otra división; ya no de preferencias electorales, sino entre el apoyo a López Obrador como líder y la percepción sobre la gestión gubernamental. Los números expresan una herida a la credibilidad de la 4T.
De igual forma, se percibe un quiebre en la línea discursiva gubernamental. Más allá de si las acciones por parte de la administración sean las adecuadas o no, la comunicación por parte del gobierno muestra fisuras por las que se cuela la desconfianza ciudadana.