They call me a dupe of this and the other,<br>Call me a puppet on a string, they,<br>They don't know my head's full of me...<br>I have lived since early childhood<br>Figuring out what's going on, I,<br>I know what hurts, I know what's easy,<br>When to stand and when to run,<br>And there's no hole in my head.<br>Too bad.<br>(Me llaman un bobo de esto y de lo otro<br>Me dicen una marioneta en una cuerda, ellos<br>Ellos no saben que tengo la cabeza llena de mí...<br>He vivido desde la primera infancia<br>Descubriendo lo que está pasando, yo<br>Yo sé lo que duele, sé lo que es fácil<br>Cuando detenerse y cuando correr<br>Y no hay ningún agujero en mi cabeza.<br>Lástima.)<br>

Tom Jones, 2021

Se intuye que el presidente AMLO ya dio un manotazo (bueno, de hecho tres), poniendo orden en su equipo y mandando a sus huestes de vuelta al redil.

Él no es suicida y sabe que los procesos que se quieren iniciar en contra de Claudio X. González y la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, así como lo dicho sobre Lilly Téllez, de continuar, de prosperar, de devenir en algo más, solo ayudarán a dichos personajes a crecer mediáticamente.

Él conoce eso mejor que nadie. Y es que gracias a Vicente Fox, Andrés Manuel se volvió una “víctima del sistema” y tuvo la publicidad y el crecimiento que de otra forma muy probablemente no hubiera obtenido. Si el bigotudo presidente se hubiera contentado en solo mostrar los videoescándalos del equipo del entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, hubieran bastado para acabar con su contrincante de la izquierda. Pero se engolosinó, él y su administración, y puso toda la maquinaria publicitaria y jurídica (¿recuerdan el desafuero?) en contra de López Obrador. Lo único que logró fue hacerlo muy, pero muy visible. Así, este le debe a Fox su popularidad, aunque obviamente no lo aceptarán ni uno ni otro.

Pero la lección estriba en que atacar a un personaje, muchas veces en lugar de ayudar a terminarlo políticamente hablando, lo convierte en un antagonista digno de un combate. Así sucedió con el proceder de Fox en ese entonces; hoy AMLO no permitirá que la 4T haga lo mismo con Téllez o con Claudio X.

La andanada de críticas y acusaciones —que, hay que decirlo, no han escalado a nada jurídico de corte formal— solo se debió a que López Obrador estuvo convaleciente. Y mientras eso ocurría, algunos de sus partidarios decidieron tomar la iniciativa de atacar sin pensar. “Estos loquitos míos”, diría el ejecutivo federal.

Ahora bien, el caso de ‘Rapé’, el monero, quien tuvo que salir a aclarar que no autorizó el uso por parte del gobierno de uno de sus cartones —que data de 2018– y que fue recogido y luego modificado por algún fanático de la Cuarta Transformación para celebrar la recuperación de AMLO del covid, también es muestra de lo que aquí describo. Esto es, algún lopezobradorista tuvo la ocurrencia de alterarlo y solo logró una andanada de críticas (creo justas y sentidas) ante una expresión ofensiva para la población que se ha visto directa y terriblemente afectada por el virus.

El presidente tampoco tuvo nada que ver en ello, pues —nos guste o no— si algo sabe ese viejo lobo de mar es manejar los tiempos políticos, lo que hace concluir que jamás hubiera permitido tal acción. Alguien simplemente quiso agradar a su “jefe”, aunque solo demostró su poco entendimiento de la política.

Se podrá decir que Claudio X. González no se encuentra en la alta estima de Andrés Manuel, pero la forma en que este lo maneja o esquiva en las mañaneras, durante años le ha permitido mencionar al segundo pero sin concederle fuerza suficiente para considerarlo un enemigo de importancia.

En el caso de Lilly es aún más notoria la metida de pata de sus colaboradores. Pareciera que quien la ataca se le olvidó que ella fue parte de la campaña de Morena en el 2018, que tiene sus propios seguidores y que comulgó en un momento con los ideales del tabasqueño. No solo eso, que si la 4T quiere escudriñar la campaña de Lilly Téllez al Senado de la República, terminará haciéndolo de igual forma en los quehaceres de Alfonso Durazo, pues contendieron por ¡la misma fórmula!

López Obrador no se dispara en el pie. Sabe que una campaña de defenestración en contra de Lilly Téllez o Claudio X. González solo lograría empoderarles, crecerles como figuras de oposición. Por ende, no permitirá que la 4T continue por ese camino.

Él no es suicida, tampoco un bobo. Y por eso es que me aventuro a decir que ninguno de los tres asuntos comentados podrá crecer. De hecho, uno ya lo paró en seco, y con los otros dos no tarda en hacer exactamente lo mismo.