"Acuérdate<br>que alguien nos llama<br>como nadie jamás nos ha llamado,<br>y que no respondemos<br>y nos quedamos solos y cobardes<br>ante la vida que negamos."<br><br>
Pablo Neruda.
¿Qué la van a sacrificar tarde que temprano?
Sí, obvio. Su salida es lo correcto; desconozco si lo justo. (Además, ¿compañías de la que ella es socia tienen inversiones en la construcción del Tren Maya? ¿La servidora ha recibido ingresos más allá de su sueldo en el gobierno capitalino?) Qué conste, son preguntas por las que habría que responder.
En todo caso, para la Cuarta Transformación las respuestas a esas y otras interrogantes serían secundarias. Bastaba que el inquilino de Palacio mandara hacer una encuesta interna para saber qué tanto le estaba afectando a su popularidad la tragedia del 3 de mayo de la Línea 12 del Metro, para decidirse. Y ya lo hizo. Incluso en contra de lo que hubiera querido la administración de la CDMX y su cabeza, Claudia Sheinbaum.
Así, que termine despedida no sería la sorpresa; el punto interesante aquí es otro: mismo para correr a la hoy directora general del STC Metro, no lo harán ellos, la Cuarta Transformación. No. Se ve que mandaron al sindicato del Metro a hacer el trabajo sucio.
Ni para eso hay honestidad, dar la cara o rendir cuentas. ¿Ensuciarse las manos? ¿Asumir responsabilidad? No conocen eso en esta ‘Regeneración’ que nos gobierna.
De hecho, ¿por qué no?, los institutos políticos Morena y PT de entrada rechazaron crear una comisión plural de investigación para esclarecer las causas del colapso en el sur oriente de la CDMX. ‘Política carroñera’ y ‘posición chantajista’, le llamaron.
Ni por error los lopezobradoristas lo consideran como lo que es: llamar a comparecer a funcionarios y ex funcionarios, transparencia y deslinde de responsabilidades.
Tenemos, entonces, que el Sindicato Mexicano de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo Metro anunció ayer, y concretó hoy, la denuncia penal por homicidio culposo (además de delitos por lesiones culposas y corrupción) contra Florencia Serranía por el colapso en la Línea 12 que dejó un saldo —al momento— de 25 muertos. ¿Alguien puede pensar que desde Presidencia no se giró esa instrucción?
Pero ahí no termina la podredumbre, pues el pescado —deben saber ustedes— se echa a perder empezando por la cabeza. Pronto tendremos al autoritario presidente, desde su atril del Salón de la Tesorería, acusando al sindicato de vendidos, de traidores, de agentes del conservadurismo, accionando para lastimar al régimen. Esperen, ahora que me acuerdo, ¡ya lo hizo!
Suena a rima, mas no resulta nada poético: a la ineficiencia, a la deshonestidad, a la falsedad, ahora se suma la cobardía. En la hipocresía llamada ‘cuatroté’, los cobardes se esconden hasta para correr a Florencia Serranía.