¿Qué hay de más desesperante en la tierra, que la imposibilidad en que se halla el hombre feliz de ser infortunado y elhombre bueno, de ser malvado?<br>¡alejarse! ¡quedarse! ¡volver! ¡partir! toda lamecánica social cabe en estas palabras.<br>
César Vallejo
Deja Alfonso Romo la oficina de la Presidencia. Aun con ello, López Obrador anunció que seguirá siendo su principal enlace con los empresarios. Ni la burla perdona.
Basta recordar las innumerables veces que Alfonso Romo habló con los empresarios para asegurarles que el NAICM en Texcoco iría, que los contratos con el sector energético no tendrían problemas, que no se realizarían consultas populares para definir el destino de las empresas (como sí sucedió sobre Constellation Brands), etcétera, etcétera, etcétera (nunca más aplicable la reiteración). Total, que la representatividad de Romo con uno y con otros solo sirvió para erosionar la confianza que se supone otorgaba el regio empresario a sus colegas. ¿Su culpa? No, nada de eso.
Seguramente en la mañanera del día jueves escucharemos que todo está bien, que la relación mejoró y que su salida solo abona a solidificar la relación entre los empresarios y la 4T (guarden este tuit/comentario). Total, ¿quién no se ha acostumbrado ya a los “otros datos” que sirven para contar la otra realidad alterna a la que vivimos?
Esta despedida ofrece además otras lecturas: ¿Dónde esta aquel otrora grupo fuerte regiomontano que participaba en pro de la Cuarta Transformación? Esa de hace dos años cuando las cábalas señalaban la fuerza de Romo y a Tatiana Clouthier como la posible precandidata al gobierno de Nuevo León.
Dos vueltas al sol sirvieron para demostrar que ambos personajes ayudaron para que una parte de la población se encantara con la 4T y su líder moral. Pero, después de ese acercamiento, no tuvieron mayor injerencia en la forma de moldear la actual administración y, además, ellos mismos terminaron de desencantarse del primer mandatario luego de conocerlo bien a bien.
Algún despistado podrá decir que Romo sale del gabinete para ser el verdadero candidato de Morena para la gubernatura de Nuevo León. Les adelanto, la propuesta carece de sustento en toda regla. En cambio sí deja entrever que esa ala de funcionarios tirando a negociadores, conciliadores con las demás fuerzas políticas, pierde cada vez más a sus miembros quienes podían tender puentes e integrar a ese importante —por acaudalado— sector de la población. ¿Por cierto, alguien ha visto últimamente a Carlos Slim apoyando directamente las decisiones de López Obrador? No, yo tampoco.
Van quedando en el gobierno federal cada día en mayor proporción los los extremistas, los que no permiten la conciliación, los que no les interesa la productividad de verdad. Quienes solo ven a los de su propio equipo, olvidando que ya no son oposición, que no están bajo asedio y que, como detentores del poder, su deber es integrar a todos los que conforman un país variopinto.
Con el adiós de Romo todos perdemos un poco. Y pronto perderemos más pues presagia otras despedidas que se darán en breve en ese ámbito, el gubernamental-empresarial, pero también en otros muchos sectores de la vida cultural, económica y social de México.