“Hay que hablar de cosas serias en serio.”
ANTÓN PAVLOVICH CHÉJOV
“La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.”<br>
FRIEDRICH WILHELM NIETZSCHE
Hablar de esquemas
Hoy, los servidores de la nación estarán en Oaxaca y otros 24 estados de la república para poner en marcha el esquema de vacunación contra el covid. Se planea comenzar en 333 municipios.
La estrategia gubernamental, sin embargo, no tiene en la mira las ubicaciones geográficas con más altos niveles de contagios/muertes, independientemente de qué tan apartadas/relegadas o no estén las localidades en cuestión. El esquema no ha considerado las zonas donde se está elevando la velocidad de transmisión del coronavirus. Tampoco el ceñirse al plan original de terminar de vacunar al personal hospitalario o de primera línea de contacto (muchos han quedado inoculados solo con una dosis; algunos no cuentan con ninguna).
Eso sí, las brigadas ‘correcaminos’, encargadas de la vacunación están muy ampliamente conformadas: un promotor de Bienestar, uno de Escuela es Nuestra, tres del personal de salud, dos servidores de la nación, dos voluntarios, cuatro de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional. Esto es, un total de 13 personas en cada grupo. No vayan ustedes a creer que esto tiene fines partidistas o electoreros...
El factor comicial
Posiblemente producto de la misma ‘fuente’, ciertamente con el mismo objetivo, queda confirmado por los columnistas Mario Maldonado y Salvador García Soto de El Universal, que en Palacio Nacional hay genuina preocupación en relación a perder el control del Congreso en los comicios federales intermedios de este 6 de junio. Vaya, con la vacunación, Morena se juega la elección y el presidente AMLO lo sabe bien, al grado que poco ha importado dejar fuera de la vacunación la demografía donde la necesidad se ha vuelto urgencia.
Las estadísticas no mienten. Sin caer en la necedad de negar que en las zonas más apartadas del país y sin capacidad hospitalaria ha habido contagios o muertos, los números indican tendencias que no habría que desestimar y que no hacen de estas comunidades prioridad por cuanto a la pandemia se refiere.
La decisión de empezar por las zonas más apartadas, con toda una comitiva de gente innecesaria para el fin último que es la vacunación, da una idea de la propuesta de volver el vital evento en una campaña que nada tiene que ver con el patriotismo y sí mucho con lo patriotero, lo partidario y lo electorero. Con el agravante de que la política gubernamental ha hecho de la necesidad de inoculación anticovid un asunto de diferencias por estrato socioeconómico; componente que en este caso nada más no aplica.
Los expertos en la materia —en México y otros lados del mundo— señalan que dicha propuesta es errónea. Se debería iniciar donde hay mayor número de contagios y más muertos por habitantes, independientemente de la concentraciones, cercanías o lejanías.
El diablo está en los detalles
A lo anterior se suma, como ya mencioné, el que antes que dispersar las vacunas se debería iniciar con el grupo más vulnerable: el personal hospitalario, tanto del servicio público como privado.
En segundo término, se debería trasladar la acción hacia la población civil, como se señaló anteriormente, atendiendo las ubicaciones con mayor número de contagios (y que coincide con las poblaciones de más edad), además de asegurar que se tendrán los vacunas de refuerzo almacenadas para aplicarlas a estas mismas poblaciones posteriormente.
A pesar de que López Obrador promete que hay dinero para comprar todas las vacunas requeridas, lo que se tiene hasta ahora (es decir, hablo de las que se han adquirido, no de las que han llegado a territorio nacional), no son suficientes para inocular a la población.
Adicionalmente, hay información escasa sobre las fechas exactas en que estas llegarán a México (y a las distintas entidades), cuánto han costado y, en realidad, cuántas se han comprado. Lo mismo ocurre con respecto a qué esperar del envasado del componente para las vacunas AstraZeneca o de los ritmos de producción a considerar de forma realista para la vacuna Sputnik-V. En otras palabras, es imposible tener acceso al plan nacional de vacunación detallado.
A lo anterior, la propuesta dada a conocer por Hugo López-Gatell de combinar vacunas solo mete mayor incertidumbre al esquema de inoculación nacional. ¿Lo dicho por el galeno está fundamentado? ¿Consiste ya en una determinación oficial? ¿Por qué vamos conociendo del plan de vacunación a cuenta gotas y a partir de elementos que no hacen sentido unos con otros?
De tin marín y de do pingué
La vacunación, una cuestión de vida o muerte, está prácticamente viéndose trastocado en un juego de azar.
No sugiero que México sea la excepción al respecto (ocurre también en otras latitudes donde hay/habrá distintas opciones de vacunas). Sin embargo, nuestro país se destaca por no haber claridad de parte de las autoridades en el sentido de que la asignación de una marca de vacuna u otra será abiertamente aleatoria (con el agravante ya subrayado de que quizá el refuerzo será de otro tipo).
Como si todo lo anterior no fuese suficiente, Andrés Manuel en su re inaugurada mañanera dominical habló de una vacuna mexicana que, ya se sabe desde ahora, se llamará “Patria”.
Con la insignificante inversión en ciencia e investigación que se tiene en el país me temo que no se podrá patentar otra cosa salvo la patraña que este anuncio significa.
¿De qué otra manera se le puede llamar más que patraña, juego, demagogia a este tipo de anuncios? ¿O qué otra cosa se puede esperar cuando México es el país con mayor número de ceremonias para recibir vacunas, pero que a su vez se encuentra al día de hoy en el fondo de la tabla en la cobertura de vacunación? Ocupamos el deshonroso primer lugar en muertes del personal hospitalario y el tercer lugar con más decesos por la pandemia, no habría que soslayarlo.
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Al no haber una estrategia congruente, el plan de vacunación deja de ser esto para convertirse en una propuesta patriotera, donde la visión electorera hará que este zozobre.
El plan de vacunación anticovid ha perdido de vista lo más importante: los millones de vidas que están en juego. Y, en ese sentido, este plan no es serio.