Los que dejan al rey errar a sabiendas, merecen pena como traidores<br>

Alfonso X El Sabio

Nos reímos del honor y luego nos sorprendemos de encontrar traidores entre nosotros<br>

Clive Staples Lewis

Es fácil esquivar la lanza, mas no el puñal oculto<br>

Proverbio chino

Sin lugar a dudas, lo ocurrido el jueves en Sinaloa es un parteaguas del Estado para con los grupos delincuenciales. La saña mostrada por los narcotraficantes para lograr la liberación de Ovidio Guzmán espanta incluso al menos cuerdo. Eso de tomar de rehenes a las esposas e hijos de militares y amenazar con volarlos va más allá de las estrategias más cruentas.

Sin embargo, esa acción no es la alta traición de la cual trata esta columna. 

La versión extraoficial o no confirmada es que ni la Secretaría de Seguridad, ni la Marina, ni la Guardia Nacional, ni el Ejército, ni Presidencia sabían: fueron enterados, no giraron instrucciones para intentar realizar la captura de uno de los hijos del Chapo Guzmán en Sinaloa. Sí, así de ese tamaño la deslealtad al Estado y al país.

Pero la traición empieza bastante antes de tan terrible batalla y se plasma en videos y un artículos apócrifos que circulan con fuerza en redes sociales. Se quiere hacer creer que estos “comunicados” son obra del propio Ejército y que supuestamente existe un desencuentro entre la institución castrense y el secretario de seguridad Alfonso Durazo. Nada más falso, confirmado directamente a quien esto escribe por ambas partes. 

El Ejército y Durazo

Para los neófitos, es importante decir que, a partir de un respeto irrestricto y un reconocimiento de la ardua labor de los militares, el secretario de seguridad y el ejército mexicano, empezando por el secretario de la defensa, el general Luis Crescencio Sandoval, se encuentran trabajando en los mejores términos..

Tal vez Durazo es de los pocos civiles en los gobiernos quien ha entendido la estructura, funcionamiento y valor absoluto del Ejército y la Marina y, por ende, agradece el enorme apoyo que brindan a la nación. De igual forma, el general Sandoval ha hecho público su respeto al trabajo del secretario de Seguridad y la necesidad de trabajar de manera conjunta por el bien de México.

Tirar contrincantes

Videos, mensajes y muchos elementos hacen pensar que lo de Culiacán (independientemente de la ya obvia impericia de la autoridad) es resultado de oscuros intereses que sólo buscan deshacerse de contrincantes políticos para conseguir más poder o tener el camino libre. Así, Alfonso Durazo, quien se veía tan fortalecido para competir por la gubernatura de Sonora, se encuentra por el momento sumamente debilitado. Mientras que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, entre sus comentarios errados y su poca interacción con el gabinete de Seguridad, puede ser también desplazada por “no cumplirle” al Estado. En esta trama, la destitución del director del reclusorio, es una “baja circunstancial” de este maquiavélico juego.

Tal vez el presidente deba preguntarse: ¿Quién busca descarrilar a Durazo en el gabinete y en sus aspiraciones en Sonora? ¿Quién sueña con ser secretario de Seguridad Pública ? ¿Quién de Gobernación? Tal vez las respuestas a dichas preguntas lo lleven a descubrir quién busca traicionarlo a él y al país en el proceso.

Hay expertos en generar problemas…

¡Para luego resolverlos! La osadía de este desaguisado está resultando excesivamente cara en términos de credibilidad, respeto a las instancias de Seguridad y alta indefensión para la población. 

Hay políticos de altos vuelos expertos en generar problemas (operativo más que desastroso, en este caso) para luego mostrarse en público como aquellos “capaces” de resolverlos.

Y no, no se trata de la oposición formal e institucionalmente constituida. Tanto su desorden mental (posterior al 1° de julio del año pasado), que solo continúa agravándose, como sus principios ideológicos no le da npara eso. No son operadores políticos expertos y menos de características tan nefastas y macabras.

Hay, en cambio, algunos jugadores internos que buscan desestabilizar al equipo del presidente para luego surgir cómo “salvadores de la 4T y del país”. Estamos hablando del mismo experimento del levantamiento armado en Chiapas en una versión reeditada; en aquel entonces en gran parte se inventó un genial problema para que alguien más tarde “encontrara la solución”.

Solidaridad o ayudar a tirar

Lo anteriormente descrito se vio reforzado (¿concertado?) también por ciertos actores a nivel local. Curiosas las reacciones de algunos de ellos, por decir lo menos. De subrayarse el caso de Claudia Pavlovich de Sonora y quienes aún mueven los hilos de la política en esa entidad: expresamente evitaron hacer declaraciones en favor de la decisión presidencial. Ni siquiera se pronunciaron en solidaridad ante la tragedia con su similar sinaloense. Mutis total.

Hubo, en cambio, desde algunos puntos de la República, un “cerrar filas” en torno a la administración federal. Así, la actitud de otros de la oposición, como por ejemplo Javier Corral. Se puso a las órdenes del presidente Lopez Obrador y apoyó sus decisiones en el enfrentamiento a los narcotraficantes.

Golpe interno

Si quien pergeñó tan terrible situación (vulnerar la soberanía nacional, aterrorizar a Culiacán, generar muertes, golpear a Durazo, al Ejército, a la incipiente Guardia Nacional, etcétera) forma parte del equipo de la 4T, a estas alturas el presidente López Obrador ya debe de tener sus sospechas.

Sin embargo, por tratarse de individuos de alto nivel en su gabinete, sería políticamente suicida decirlo y desenmascararlos; operaría como un bumerán contra la política de confianza en su equipo.

Caben las preguntas, ¿quién/quienes tienen tanta fuerza en el gabinete de López Obrador cómo para poder tener información privilegiada de cómo y dónde están los narcotraficantes? ¿Quién/quienes utilizarían dicha información para abrirse paso en sus ambiciones políticas?

Por el bien de México, ojalá los traidores salgan del gobierno; vaya, los saquen cuanto antes del país.