No sorprende que el Partido Encuentro Solidario (nueva versión del PES) ofreciera al panista Víctor Fuentes la candidatura a gobernador.
Tanto Jorge Ruiz Velazco, dirigente estatal de ese partido como Ernesto Vargas D’Alessio están en la puja de la subasta de candidaturas. Hacen su chamba de fichajes. Y en este draft, Víctor es un jugador con exposición mediática.
Dicen los jerarcas del PES que Víctor es un político “correcto”. Así lo declaró Ernesto Vargas. Al margen de lo ambiguo del término, Víctor debe quedarse como militante panista.
Víctor argumenta que los mandamases del PAN lo hacen menos; que su partido le debía la candidatura para gobernador de Nuevo León, porque llevaba muchos años trabajando por ella y se la quitaron. O sea, actúa como en aquel soneto de Lope de Vega: “ir y quedarse y con quedar partirse”.
Y uno no se explica por qué Víctor no persuadió con más eficacia a los miles de militantes y simpatizantes de su partido para que votaran por él.
Ignoro si Víctor Fuentes, de irse por la libre, a sus anchas, sería un candidato ganador. Como candidato a senador, en la pasada contienda, obtuvo 511 mil 228 votos, frente a Samuel García que ganó con 523 mil 359 sufragios. Una corta diferencia de 15 mil sufragios; los suficientes para ser competitivo.
Ahora bien, la contienda interna del PAN del domingo pasado arrojó en total 8 mil 342 votos. Recordemos que votaron 61.9% de los registrados, cifra nada despreciable.
Pero voy al punto central. Fernando Larrazábal obtuvo 5 mil 976 votos (buena parte de la militancia de ese partido). Víctor Fuentes por su parte obtuvo 1,810 votos. Y Homero Niño de Rivera: 471 sufragios, cantidad ínfima. Tomando en cuenta que fueron muy pocos los votos nulos (83) la diferencia de votos entre el ganador y el segundo lugar es proporcionalmente amplia. Ganó Fernando Larrazábal.
Lo mejor que puede hacer Víctor (honrando su perfil de “político correcto”, como le dice Ernesto Vargas) sería sumar, no restar. No irse sino quedarse. Abonar la campaña de Larrazábal y poner su capital propio al servicio del partido que le dio el escaño en el Senado (aunque hay un dicho mexicano que dice: “en política nada se agradece, puesto que nada se da”). Así que preferible darle vuelta a la página, avanzar a lo que sigue y que nuestro senador se ponga a elucubrar iniciativas de Ley que con urgencia necesitemos los mexicanos.
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