La designación del Dr. Luis Videgaray como nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, se genera en momentos y circunstancias nacionales muy difíciles. Por un lado la inminente llegada de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América, quien desde ya está agrediendo económica y verbalmente a México, razón por qué todo hace pensar que nos esperan tiempos muy difíciles durante los años por venir. Videgaray renunció a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por la presión social, política y mediática ejercida a la luz de la visita, calificada de inoportuna, que hiciera Trump a nuestro país, a invitación del presidente Enrique Peña Nieto.

Al parecer el más entusiasta promotor de esa visita fue precisamente el Dr. Videgaray y por ello se dio su salida, aunque temporal, del gabinete presidencial, no obstante ser el más influyente de quienes lo integraban.

Pues bien, consumado el triunfo de Donald Trump, ahora el poderoso Secretario regresa y como jefe de la diplomacia mexicana que, ocupándose de las relaciones con el mundo, en gran medida se ocupará de las relaciones con el país más poderoso de la tierra, que son los Estados Unidos, con cuyo próximo presidente y con algunos miembros de su familia el nuevo Secretario de Relaciones Exteriores conserva una muy buena relación personal. Se espera de él un desempeño muy fuerte y atinado, para paliar la potencial situación negativa que nos espera, en aspectos como los migrantes mexicanos que viven allende nuestra frontera, -documentados o no-,  las presiones económicas, los aranceles, el muro en la frontera, la revisión del TLC y la anulación del Tratado Asia Pacífico. Tarea difícil para México, para el gobierno mexicano, para el Presidente y para el nuevo Canciller, pero se espera que su talento, capacidad, patriotismo y buenas relaciones, más un buen equipo de colaboradores lo saquen adelante.

Lo anterior sin contar las dificultades que  en lo interno nos tienen con tensión, como las que generan el crimen organizado y ahora con la agitación generada por el alza a las gasolinas, situación ésta que no ha sido suficientemente explicada, para hacerle entender a la sociedad de la conveniencia, si no de la pertinencia y oportunidad de la medida. La situación no está cordial para las y los mexicanos y no se vislumbra cercana la calma, sino por el contrario, todo indica que vienen tiempos peores si no atinamos en las estrategias y en las tácticas más adecuadas o menos inconvenientes para salir adelante. Le deseo el mayor de los éxitos al nuevo Secretario de Relaciones Exteriores, al tiempo que le expreso mi reconocimiento a la ex secretaria Claudia Ruiz Massieu, quien mostró temple, talento y dedicación.