Hasta hace pocos días la mayoría de los mexicanos, no sabíamos quién era Xóchitl Tress, pero, de pronto, en todos nuestros teléfonos y dispositivos, apareció como Trending, y todos los medios empezaron a publicar cualquier cosa sobre ella. ¿La razón? Haber tenido una supuesta relación con el ex gobernador Javier Duarte.
Rápidamente, toda su vida se hizo pública, desde los detalles más personales de su pasado, hasta la divulgación de fotografías de carácter plenamente privado. Los comentarios y opiniones de los usuarios en redes, no tuvieron medida, y comenzó el acose y derribo de Xóchitl.
En Internet se da un fenómeno llamado “Slut-shaming”. Esto no es más que una extensión de los comportamientos sexistas tradicionales, que se daban, y se siguen dando, en otros ambientes, pero trasladados al mundo digital. Este fenómeno recoge aquellas acciones destinadas a avergonzar y a atacar a una mujer, o niña, por su género, y por demostrar cierta libertad sexual, ya sea de manera privada o pública. Esto no sólo se produce de hombres hacia mujeres, si no también entre mujeres, ya que, en la mayoría de los casos, es producto de complejos, y de una necesidad de la sociedad de sentirse moralmente superior.
Xóchitl Tress está siendo, estos días, víctima de ello, como millones de mujeres. Sin embargo, a ciencia cierta, lo único que sabemos, por ahora, sobre ella es lo que algunos testigos de la investigación contra Duarte, han dicho, sin pruebas. Supuestamente el ex gobernador ordenó que se le comprara un departamento, pero el propio Ministerio Público afirmó que no sabe, si quiera, si la operación se concretó.
Llama la atención como las redes, pero también algunos medios, están linchando, masivamente, a una persona, no por cuestiones ligadas a una hipotética corrupción, sino por su vida privada, y sin darle espacio de respuesta y defensa. El tono de burla y menosprecio que demostró el noticiero de un periodista serio, Ciro Gómez Leyva, al dar la noticia, es buena prueba de ello.
Podríamos criticar a Xóchitl por haber cambiado de partido en el pasado, ya que, aunque legítimo en el sistema político mexicano, puede resultar contradictorio para un actor político. Sin embargo, el hecho de que sea mujer y joven llama más la atención que otros detalles de la investigación que se está llevando contra el ex gobernador, y eso parece justificar que se le prive de su derecho a la intimidad, y a que la foto del tocador desarreglado, esté saltando de celular en celular.
Hasta ahora, sólo hay una acusación, y hasta donde sabemos, sin pruebas, de que recibió un regalo por parte de Duarte. Habrá que ver cómo resultan las investigaciones, y si Xóchitl Tress está involucrada de algún modo más directo o no, y entonces, podremos tener motivos para emitir un juicio de valor. Mientras tanto, sólo es una mujer, política, pero antes que eso, una persona con derecho a la intimidad y a tener vida privada.