Desastre anunciado
No hace falta que llegue ningún grupo de expertos de Noruega que realice peritaje alguno para que sepamos lo que sucedió realmente la noche del pasado lunes en la Línea 12 del Metro. De hecho, ya todos sabemos qué fue lo que ocurrió, más allá de los 25 fallecidos y los 70 lesionados, que muchos de ellos, resultaron amputados, cuadrapléjicos y parapléjicos. Y si alguien está esperando a que la “autoridad” determine a algún responsable por esta enésima pesadilla urbana de una buena vez les digo que se pongan cómodos en su sillón favorito y esperen, esperen y esperen… porque eso jamás va a ocurrir. Olvídense de los culpables del pasado (Marcelo Ebrard, Mario Delgado, etcétera) y también de los culpables del presente (Claudia Sheinbaum, Florencia Serranía, etcétera), porque éste es el país de aquí nunca pasa nada y, por ende, nadie pagará por este homicidio culposo masivo.
Con los bolsillos llenos de dinero… y de sangre
Si acaso, por ahí nos van a presentar a un chivo expiatorio, que bien podría ser algún ejecutivo menor de las empresas involucradas en la construcción de la llamada “Línea Dorada” o, en el peor de los casos, hasta son capaces de echarle la culpa al conductor del convoy, y ya con eso se habrán lavado las manos y a lo que sigue.
Lo cierto es que, vistas las cosas en perspectiva, el tramo aéreo de la Línea 12 del Metro jamás debió de haberse construido. Esas 11 estaciones (de Culhuacán a Tláhuac, incluidas las dos que registraron el derrumbe de la pesada “ballena” que colapsó, con el saldo ya conocido, Tezonco y Olivos) son una aberración de la arquitectura y la ingeniería, pero también son un sendo monumento a la corrupción, porque cualquier funcionario, político, ingeniero, arquitecto, topógrafo, constructor con dos gramos de ética y decencia se hubiera negado tajantemente a realizar obra alguna de esa magnitud en un terreno tan irregular y defectuoso como ese. Pero como ellos no viven en esa zona y porque como los habitantes de la alcaldía de Tláhuac (y de todas las alcaldías del país) les importan un soberano pepino, ellos sí o sí construyeron su obra de oropel, porque al final lo único que les importó era culminarla para tomarse la foto y largarse de ahí (a algunos les alcanzó hasta para irse a vivir a París ¿recuerdan?) con los bolsillos llenos de dinero… y de sangre.
La Radiografía
En México (y en cualquier parte del mundo), la corrupción, la incompetencia, la negligencia, la indiferencia, la impericia, el desinterés y la perversidad acaban emparentándose con la muerte. Lamentablemente esas muertes siempre terminan siendo las de personas inocentes y no las de los mezquinos y miserables usufructuarios de éstas.
Sin embargo, vale la pena intentar ver la fotografía completa de esta terrible desgracia, porque lo que ocurrió el pasado lunes en la Línea 12 del Metro, amenaza con no ser un hecho aislado. Nada de eso. El Metro, literal, se está cayendo a pedazos en varios puntos por falta de mantenimiento y su llamada “directora general”, Florencia Serranía, ni suda ni se acongoja. Lo único que ha hecho desde que asumió este puesto, en noviembre de 2018, es quitar de posiciones claves a verdaderos expertos en diversas áreas, sobre todo técnicas, para poner a sus amigos, conocidos y recomendados; y también acumular desgracias.
El colapso de la “ballena” entre las estaciones Olivos y Tezonco fue tan sólo la cereza del pastel. Esta misma semana la estación La Raza (en la Línea 5) amaneció totalmente inundada en los accesos y andenes, y a este par de perlas habrá que sumar también el incendio, en enero pasado del Puesto Central de Control I, ubicado en la alcaldía Cuauhtémoc de la CDMX, con saldo de una persona muerta y 30 lesionadas, y la inactividad, durante semanas, en las líneas 1, 2, 3, 4, 5 y 6. ¿O qué tal explosión del vagón en el Metro Indios Verdes (Línea 3) en febrero pasado o el choque de trenes del Metro Observatorio (Línea 1) en marzo de 2020 y que arrojó un fallecido y 41 heridos?.
Pero no se distraigan en lo que ya ocurrió, mejor concéntrense en lo que puede suceder porque, insisto, el todo el STC-Metro está cayéndose a pedazos por falta de mantenimiento: La línea que corre encima de Congreso de la Unión es un verdadero catálogo de riesgos; existen reportes (de los usuarios y del sindicato de trabajadores de este sistema de transporte) de que en las estaciones Múzquiz, Oceanía, (que pertenecen al Estado de México) Chabacano (CDMX) y decenas más hay un peligro inminente de que puedan suscitarse más tragedias por falta de mantenimiento y nadie hace absolutamente nada, si acaso doña Florencia lo único que sale a decir es que ella no piensa renunciar. No se preocupe, señora, ya lo sabemos, como también sabemos que la Línea 12 del Metro tuvo un sobrecosto del 378% y sin embargo tanto Marcelo Ebrard como Mario Delgado vociferan que “el que nada debe, nada teme”.
El Horror
La tragedia de la Línea 12 del Metro también desnudó un enorme problema que aqueja a la ciudadanía desde hace mucho tiempo, sobre todo a los más desfavorecidos. Con la llegada de decenas de heridos a los distintos hospitales capitalinos donde se les atendió, los familiares de las víctimas denunciaron que sus parientes no podían ser atendidos ni intervenidos porque prácticamente en todos los nosocomios no hay material quirúrgico para operarlos, tampoco medicamentos… ¡vaya, ni siquiera tienen gasas o alcohol! ¿Qué están haciendo? y ¿Dónde están Jorge Alcocer, secretario federal de salud; Oliva López, secretaria de salud capitalina; Zoé Robledo, Luis Antonio Ramírez y Juan Antonio Ferrer, titulares del IMSS, del ISSSTE y del INSABI, respectivamente? ¿Qué esperan para ponerse a trabajar en serio, que no se dan cuenta que millones de mexicanos están totalmente desamparados en materia de salubridad y que ustedes, señores, están durmiendo el sueño de los justos? ¡No se vale!
Y para cerrar con broche de oro, vayan a buscar el video de la senadora morenista Margarita Valdez, vociferando estupideces de forma por demás irresponsable al asegurar que la tragedia de la Línea 12 del Metro pudo haber un acto premeditado porque hay gente perversa que movió la “ballena”. Obvio, como era de esperarse de nuestra finísima y sensible clase política mexicana, esta señora (quien, por cierto, cobra y come de los impuestos de todos los mexicanos) se disculpó a través de su cuenta de Twitter y tan-tán… asunto arreglado.
{username} (@memobarba) May 6, 2021
¡No más impunidad!
Las autoridades están obligadas a actuar atingente, asertiva y contundentemente en los casos del diputado morenista Benjamín Saúl Huerta Corona y del escritor Andrés Isaac Roemer Slomianski. Existen víctimas y testimonios que los señalan como verdaderos responsables de las asquerosas conductas que se les imputan. Ambos exigen su “presunción de inocencia”, pero eso sí, lo hacen cómodamente sustraídos de la acción de la justicia. Ocultos, defendidos por caras firmas de abogados y protegidos por sus influyentes amigos.