La Universidad Nacional Autónoma de México, a través de la Facultad de Derecho y de la Dirección de Personal Académico de la misma institución, está desarrollando el curso, denominado “El Derecho humano a la alimentación. Actualidad y perspectiva en el México actual”, el cual se ha desarrollado con un gran éxito esperándose los mismos resultados en la segunda versión, la cual se desarrollará en días próximos.
El evento académico es una revisión interdisciplinaria de lo que implica objetivar el derecho a la alimentación, a través de temas como la realidad de este derecho en el país, los hábitos alimenticios en el seno familiar, su visión como derecho humano, la revisión de esta prerrogativa desde una perspectiva constitucional y de orden público, así como los avances científicos y tecnológicos en esta materia.
Entre las conclusiones que se han destacado hasta este momento está que queda muy lejos la alimentación “nutritiva, suficiente y de calidad” de la cual trata el artículo 4 de la constitución como un derecho de toda persona en el país.
Esta conclusión se convalida conforme a la metodología del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (CTMP), del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), la cual define a la pobreza alimentaria como la incapacidad para obtener una canasta básica alimentaria, aun si se hiciera uso de todo el ingreso disponible del hogar para comprarla. En este sentido, en 1992 se estimó que la población en pobreza alimentaria era de 21.4% del total de la población mexicana lo que significa que más de 18 millones 600 mil mexicanos estaban imposibilitados económicamente para obtener una canasta básica alimentaria.
En 1994 la pobreza alimentaria disminuyó apenas en 0.2%, casi nada. En 1996 se presenta el mayor aumento de pobreza alimentaria de la que se tenga registro con estudios analíticos, pasando del 21.2 al 37.4% de población en dicha situación, es decir, en tan solo dos años, 15 millones 600 mil mexicanos se hicieron pobres alimentariamente, debido, seguramente, a la crisis económica de finales de 1994.
De 1996 a 2006 se presentó una tendencia a la baja de la pobreza alimentaria, e incluso se puede apreciar una reducción de más de la mitad de esa población, al pasar de 34 millones 700 mil personas en 1996, a 15 millones 100 mil personas en 2006.
En 2008 se estimó que la población en pobreza alimentaria corresponde al 18.2% del total de la población mexicana, lo que significó que más de 3 millones 800 mil hogares no contaron con el ingreso suficiente para comprar los bienes de la canasta básica.
A partir del 2008, el CONEVAL empieza a emplear una nueva metodología para medir la pobreza, una medición multidimensional, de la cual podemos obtener una conclusión angustiante, que con base a la nueva metodología, el porcentaje de la población con ingreso inferior a la línea de pobreza extrema por ingresos en el 2008, es el mismo que en el 2018, esto es, de 16.8% de la población nacional.
En resumen, en diez años, en materia de alimentación, de acuerdo a porcentajes oficiales, no se avanzó nada, lo cual es una tristeza para todo México.
La pobreza alimentaria que se ha descrito a lo largo de este artículo atiende a políticas públicas que vienen desde los gobiernos de Zedillo hasta Peña, sin tocar todavía el análisis del actual Presidente, pues los avances del CONEVAL sobre esta materia se dan cada dos años, en este contexto estaremos pendientes de la evaluación del presente gobierno esperando resultados positivos, ya que el fracaso en este rubro, como en la salud, van más allá de la frialdad que brindan los porcentajes o las gráficas, sino se traduce en una agonía diaria de millones de compatriotas.
Yuri Pavón Romero
Profesor de la Facultad de Derecho.
@lanavajadeockam