Hugo Sánchez es sin duda el mejor jugador mexicano de todos los tiempos, aunque también muchos lo han tachado de soberbio.
Pero el Pentapichichi ha demostrado que sabe ser humilde y sabe reconocer cuando alguien acaparó la atención y mucho más que él.
Durante la Copa del Mundo de México 1986, todos esperaban que Hugo Sánchez, que en esos momentos era la gran figura del Real Madrid CF, fuera quien se llevara todos los reflectores, pero no fue así.
El auténtico ídolo de de esa Copa del Mundo, más allá de Diego Armando Maradona, fue Francisco Javier El Abuelo Cruz.
El Abuelo era un joven delantero, un veloz extremo que jugaba en Rayados de Monterrey. En los últimos juegos de preparación, el técnico Bora Milutinovic lo utilizaba de cambio y revolucionaba al equipo mexicano y en el Mundial de México 86 no fue la excepción.
Y Hugo Sánchez reconoció eso.
Hugo se rinde al Abuelo Cruz
Hugo Sánchez reconoció que el verdadero ídolo de la Selección Mexicana en el Mundial de México 1986 fue el Abuelo Francisco Javier Cruz.
En redes sociales, Hugo dijo abiertamente: “Un saludo al auténtico ídolo del Mundial de México 86, el Abuelo Cruz. A él fue quien en verdad el público quería y todo el estadio gritaba”.
El Abuelo Cruz entró de cambio en los juegos de México en la Copa del Mundo de 1986, sobre todo a petición del público que lo vitoreaba desde la tribuna.
El clímax llegó cuando entró de cambio en el juego de los cuartos de final ante Alemania, y marcó un gol, que al final fue anulado.
La carrera del Abuelo Cruz
Francisco Javier Cruz inició su carrera en los Rayados de Monterrey en 1984.
Después de la Copa del Mundo se fue a España a jugar con el Logroñés donde no tuvo mucho éxito.
Regresó un año después para jugar contra el Club Tigres, después se fue al Club Atlante y tuvo una aventura en Bulgaria con el CSKA Sofía.
Se retiró en 199 en la Primera A con el Saltillo.