Furiosos están la mayoría de los dueños de la Liga MX. La Leagues Cup solo puso en evidencia las malas negociaciones que se establecieron desde la oficina de Mikel Arriola, que, en su afán protagónico, se “apropió” del torneo como si fuera suyo.
Pero dejando el “complejo” del Presidente, el no poner orden desde el primer día de competencias y dejar todo a las decisiones de los directivos estadounidenses, ha “tronado la bomba” en el interior de la Liga.
Rara vez en el futbol mexicano se quejan de algo, y ahora públicamente se han manifestado dueños, directivos, entrenadores.
Los pésimos arbitrajes, favoreciendo descaradamente a los equipos de la MLS, una logística poco profesional y un desgaste innecesario de futbolistas, han abierto los ojos a los dueños de los equipos, que el actual presidente, está sobrepasado en el cargo.
Serán meses de mucho cabildeo para llegar a la Junta de Dueños de diciembre con una decisión tomada.
Si a esta pésima organización y responsabilidad directa de Arriola en Leagues Cup se le suma que en el proyecto de Juan Carlos Rodríguez, Alto Comisionado Presidente de la Federación Mexicana de Futbol, no es tan bien visto, entonces el cambio en la Liga MX perecería una crónica de despido anunciado.
Trasciende que varios dueños “pesados” quieren su cabeza y que sus cifras demagógicas ya no serán suficientes para mantenerlo en el puesto. Pero claro, como siempre pasa en el futbol mexicano, hay un grupo de 4 o cinco equipos, que quieren que se quede a fuerza, seguro porque son los que necesitan relaciones con los gobiernos, en lo que el actual presidente, es especialista.