La semana pasada, nuestro colaborador Luis Castillo anunció en su cuenta de X que la gigantesca Netflix ya prepara el documental de Javier Chicharito Hernández, algo que es todo un delirio de emoción para un productor con el financiamiento de la productora y distribuidora de contenidos estadounidense.
Chicharito Hernández, que en sus últimos años ha sido más un gurú de las plataformas digitales por sus transmisiones en Twitch en vez de de ser un futbolista exitoso, no da “paso sin huarache” y es por esta razón que además del millonario contrato con Chivas -más de tres millones de dólares- (60 millones de pesos) tiene en Netflix una altísima fuente de ingresos.
Hagan de cuenta que Javier Hernández es el Luis Miguel del deporte y todo se prepara para ser un fenómeno televisivo, como lo fue el documental de David Beckham o el de Luis Figo. Por eso la presentación majestuosa del pasado sábado en el Estadio Akron.
Estadio lleno, euforia popular y sentimientos arraigados en los aficionados al Guadalajara. Pero por el otro lado, un estupendo guión, aprovechando la presencia de más de 45 mil eufóricos chivahermanos presentes en las tribunas del estadio.
El pasillo con Ramón Morales, uno de sus protectores cuando era un niño en Chivas, con el Bofo Bautista y demás leyendas rojiblancas, es parte del atractivo visual y de un documentalista bien preparado.
Será una buena serie, porque no será solo de futbol y este caster-futbolista sin duda divide pasiones. Un aliado del rating y de la mercadotecnia que mientras se pueda, se aprovechará por las grandes empresas, entre ellas, Chivas. Lo interesante y atractivo de este documental será, sin duda, si se dará a conocer su vida personal y su relación estrecha con algunos de sus voceros comunicadores y por supuesto con su guía de vida actual, el señor Diego Dreyfus.