Gabriel Fernádez murió asesinado por sus padres cuando apenas tenía 8 años. Pearl Fernández y su novio, Isauro Aguirre, lo golpearon y quemaron porque creían que era homosexual.
"Este caso es sobre una cosa: la tortura sistemática de un niño indefenso e inocente", dijo el procurador Jonathan Hatami al inicio del juicio que se suscitó el pasado lunes 16 de octubre. Cinco años después del homicidio.
El hombre mostró evidencia gráfica de la tortura que experimentó el menor durante los ocho meses que permaneció bajo la custodia de su madre en California, Estados Unidos.
Tan sólo un año antes había vivido con sus abuelos y Gabriel se mostraba feliz y saludable, pero fotos de su estancia en casa de su progenitora lo exponen abatido.
De acuerdo con el socorrista que atendió el cuerpo del niño tras haber sido asesinado, Gabriel presentaba marcas de estrangulación en el cuello, mordeduras, moretones de pie a cabeza y pequeños orificios como si hubiera sido herido con una pistola de balines.
El proceso también abrió a una investigación contra los empleados públicos encargados de supervisar el bienestar del menor y se espera que el caso se resuelve en cuatro o seis semanas. La sentencia para los responsables podría ser la pena de muerte.
Con información de Univisión.