El paradigma sobre los juguetes típicos con los que deben entretenerse los niños y las niñas ha trascendido hasta hoy, donde sociedades como la mexicana tienen aún muy marcado el machismo como forma de vida.
Sin embargo, ¿por qué marcas muy sonadas de juguetes continúan legitimando esta tradición? No es que en esta época nos hagamos de la vista gorda, sobre todo cuando los derechos de la comunidad LGBT se han abierto una puerta monumental, pero entonces ¿qué pasa?
"Las hijas de la violencia", un proyecto artístico contra el acoso callejero, publicó en sus redes sociales un anuncio de los reconocidos muñecos "Nenuco", donde, a manera de protesta, anónimos intentaron cambiar el sentido de su mensaje. Es decir, elaboraron un 'adbusting' o contrapublicidad.
Sin embargo, el post causó revuelo en su perfil de Facebook, donde están los que aplaudieron la iniciativa y los que que aseguran, casi de manera imperativa, pero sin argumentos sustentados, que los juguetes no son sexistas y que el feminismo no debe ser una protesta.
La verdadera cuestión aquí es ¿por qué hasta la fecha, todavía hay familias donde les prohíben a los menores jugar con muñecas o viceversa? o ¿por qué nos espantamos cuando vemos un comercial como el de Moschino y Mattel donde aparece un niño jugando con barbies?
Tal vez todo dependa de la forma en que seguimos manteniendo la "endoculturación", sin darnos cuenta. Cuando la generación de más edad induce, invita u obliga a la generación de menos edad a adoptar los modos de pensar y comportarse tradicionales, estamos ejerciendo la endoculturación.
A veces lo hacemos de forma inconsciente, sin pensar que ese machismo e idiosincrasia puede desarrollarse en otras personas, como decía Marvin Harris, antropólogo estadounidense.
Con información de Las hijas de la violencia y Antropología cultural.