Portugal.- El 17 de enero el Parlamento de Portugal decidió someter a consulta pública el tema de la adopción para parejas homosexuales. Fue el Partido Social Demócrata (PSD) del conservador Pedro Passos Coelho, los que dieron todo el apoyo para que se de este referéndum. 

En la asamblea donde se anunció la decisión, activistas y miembros de la Comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans) protestaron pues aseguran que se trata de una medida que sólo retrasa el reconocimiento del derecho a la familia por parte de este colectivo. 

Y es que ahora, el Tribunal Constitucional deberá decidir si el tema es adecuado para someterse a referéndum, luego el presidente Aníbal Cavaco Silva dará su visto bueno o no, para finalmente hacer que la población decida sobre los derechos de una minoría. 

Esto a desatado la polémica en Portugal. Teresa Leal Coelho, vicepresidenta del PSD, prefirió dimitir de su puesto antes de que se diera a cabo la votación que permitiera la consulta. Dijo que someter la "adopción gay" a referéndum es una "insensatez". 

"Siempre estuve en contra de convocar esta consulta porque lo que compete al legislador, y es urgente que lo haga, es eliminar esta restricción injusta que coloca a los niños en un plano de desigualdad", indicó Leal Coelho. 

La legisladora se refiere a que con el actual marco legal, los niños de una pareja homosexual son reconocidos oficialmente como hijos únicamente de uno de los padres o madres. Esto no es justo, 

Los medios portugueses se preguntan si lo que en realidad quiere el Parlamento portugués es rechazar la responsabilidad de decidir sobre el tema. 

Para el politólogo António Costa Pinto, la consulta pública no es un instrumento adecuado en cuanto a la adopción por parte de parejas del mismo sexo. "Las preguntas (en teoría, deben ser dos) atañen a un asunto complicado, que requiere mucha información y que, por lo que veo, no afecta al pueblo ni lo polariza", indica sobre la consulta pública. 

En todas las ocasiones que Portugal ha sometido a consulta pública un tema, nunca han alcanzado la participación mínima (50 por ciento de los votantes) por lo que los resultados, sin importar su orientación, se invalidan. En 1998 fue el aborto, la gente dijo "NO"; ese mismo año, se realizó otro sobre las regiones autónomas; luego en 2007, se volvió a pedir la opinión de los votantes para decidir sobre el aborto, apenas alcanzó el 43 por ciento de participación. 

Los expertos advierten que lo mismo pasaría con someter la "adopción gay" a consulta pública, no alcanzaría la participación requerida, lo que la invalidaría. Además advierten de la fácil manipulación que pueden ser objeto los votantes ante un referéndum de esta naturaleza: 

"La gente, muchas veces, no responde a la pregunta en cuestión en un referéndum, sino a quién la hace o cómo la hace", advierte Diego López Garrido, catedrático en Derecho Constitucional. 

Por su parte, Francesc de Carreras, también catedrático en Derecho Constitucioanal, dice:"A veces, es menos democrático un referéndum que el hecho de que los partidos elegidos por el pueblo lleguen a acuerdos y a consensos. Esto no quiere decir que se dimita de la democracia, que esta se reduzca a acudir a las urnas cada cuatro años. Cada uno puede participar en ella en la medida de sus gustos y sus capacidades, viendo debates en la televisión, participando en discusiones, enviando cartas al director…".

Con información de El País